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Por Bernardo Penoucos
(APe).- Aquí está la violencia
En mis manos, en mis ojos
En mi cuero de vereda
Míreme la violencia (anímesele…)
Que yo he sido hijo del destrato, amigo
Que yo he sido hijo de la noche, compadre
Que mi piel es tumba, lodo seco,
Esponja aniñada que absorbe la rabia y el miedo.
Míreme la violencia, compañero
Que en mis piernas va la historia silenciada
La mía y la de mi sangre, la de chapa, cartón y plástico
El aliento del subte, porque es el cálido viento del subsuelo es el que a mi me abriga y a usted le hiela la sangre.
Pero no se me enoje, amigo
No me tenga lástima, compadre
Venga, arrójese un rato conmigo en este lomo de cemento y carne, toque el carton, séquele la humedad, recuéstese sin miedo.
Mire, más no sea una vez, el mundo desde acá abajo
Fíjese cuanto le había quedado afuera,
Cuántas humanidades deambulan y usted ni cabida
Mire, amigo,
Anímese.
Anímesele
A rozar una vez en la vida los sótanos que a mí me han cobijado, el poco tiempo que me queda.
La mirada de niño que alguna vez tuve.
Todos los juguetes perdidos.
Esta insoportable adultez de 11 años y pico
Edición: 3574
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