Aprendices de Frankenstein

|

Por Angel Fichera

(APe).- Rota. La silla rota. Los platos rotos. Molida a palos la ilusión, el ansia de sentarnos a conversar junto a la mesa enclenque. Ya roto el corazón, el hígado, las vísceras. Rota la calma, la paciencia, la esperanza atada con alambre. La mueca partida al medio, el gesto quebrado en el espejo donde ahora se repiten otras varias roturas varias…
El sueño roto, un roto despertar de pesadilla.

 

Seriamente averiado el motor que maquina las cosas. Descuajeringada la mesa, entonces, con sus patas vencidas y cluecas. La sonrisa desdentada del hambre bajo el techo de chapa y las paredes como astillas. Decididamente rajado el diálogo, la comunicación entre pares o impares ante esa mesa rota, frente a esas sillas rotas. Fracturada la pasión, hecha añicos la atracción entre opuestos que se aliaban en la noche estrellada de galaxias. Ya desintegrado el átomo de nuestra alegría en millares de unidades divisibles por sí mismas.

Allí, donde ha quedado escindido el humor y hasta la amistad se torna quebradiza. Cuando no quedan más que trizas, fracciones y trocitos que apenas causan gracia… Nos reímos, como método implacable, volvemos a juntar pedazos sueltos, dispuestos a fundir, coser o remendar cada fragmento…
Por pura vocación.
Por mero encanto.
Por hinchar las pelotas cada tanto.

Edición: 2423


Suscribite

Suscribite al boletín semanal de la Agencia.

Sobre la fundación

Fundación Pelota de Trapo nació hace décadas para abrigar de las múltiples intemperies a niñas y niños atravesados por diferentes historias de vulnerabilidad social.

Sobre la agencia

Agencia Pelota de Trapo instala su palabra en una sociedad asimétrica, inequitativa, que dejó atrás a la mayoría de nuestros niños y donde los derechos inalienables de la persona humana solo se cumplen para unos pocos elegidos por la suerte