Apenas un pajarito de papel

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Por Claudia Rafael

(APe).- Apenas 96 horas sobrevivió desde el momento en que el policía Danilo Sarmiento la llevó al hospital puntano. No era cualquier policía ni cualquier hombre quien la llevó y quien ahora está detenido por homicidio agravado por el vínculo. El hombre policía era su papá. Y ella tenía tan solo tres meses. Habrá nacido entre el noviembre y el diciembre pandémicos del 2020. Quizás habrá llorado en exceso. De modo inconsolable e incontrolable como lloran los bebés tantas veces cuando les duele la vida, el sueño, el cuerpito endeble. El reaccionó ante el lloro imparable de esa niña que era apenas una hojita en el viento, un tenue pajarito de papel.

Los médicos del Hospital Central de San Luis dijeron que la bebé padeció el síndrome del niño sacudido o zarandeado cuando tuvieron en sus manos la tomografía cerebral. E hicieron una denuncia.

Una constelación sanguinolenta atravesaba su cabecita de tres meses. Pequeñas y múltiples hemorragias que los pediatras descubrieron cuando su padre la llevó en medio de un paro cardiorrespiratorio. Una constelación hemorrágica producto de un síndrome que, de tan repetido, tiene desde 1972 ese nombre: del niño sacudido. La causa más común de traumatismos craneoencefálicos graves entre los lactantes.

La cabecita de tres meses, de una desproporción exagerada entre su tamaño y el de su cuerpito, como en todos los lactantes, habrá oscilado en modo desmedido ante el sacudón. Y el cuello, todavía de musculatura insuficiente, no soportó los movimientos bruscos.

Tenía tres meses la bebé. Es ahora, ella también, la pequeña nueva pieza faltante del rompecabezas de la condición humana (como definía Alberto Morlachetti). Un hueco definitivo en la médula misma de la infancia. Que quedó herida desde esa ausencia. Un golpe crudo que nos priva para siempre de su risa.

El síndrome del sacudón en manos de un hombre policía padre de esa bebé que ya no es. El también la pieza de un puzzle. El de una sociedad que colgó la ternura en un perchero abandonado y se dejó sobornar por las instituciones de la crueldad. Habrá que subir al cielo, como escribía Tuñón, para ponerle gatillo a la luna y fusilar desde arriba al mundo, suavemente, para que esto cambie de una vez.

Pintura: Adriana Villagra

Edición: 4272

 

 


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