Alpargatitas

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Por Marcelo Perez (*)

(APe).- Ramiro, para ser y estar en este mundo, sale al otro mundo, ése en el que su vida peligra y se desgrana, anónima y vulnerable y casi como uno de los próceres de los manuales, él, Ramiro, se vuelve héroe, atraviesa hondos cañadones, vadea ríos tumultuosos, cruza desiertos calcinantes, trepa y desciende cumbres insondables y repite la hazaña cotidiana de juntar unas monedas, las suficientes, justas y necesarias para poder comprar con su dinero, las alpargatas blancas que vestirán sus andariegos pies en la escuela que es su patria.

Como todos y cada uno de los integrantes de esta nación argentina, habitante de estos suelos que nos vieron nacer, que nos sostienen y nos dan un principio de identidad, Ramiro sabe que estamos siendo partícipes y algunos y algunas, protagonistas, del bicentenario de la declaración de la independencia. También sabe, porque lo aprendió un poco en la escuela y otro mucho en el desafío que le impone cada día en su breve y sufrida existencia, que éste no es o no debería ser un momento más, común, igual o parecido a tantos otros de la historia, como algunos se empeñan en hacerle creer, tratando de borrar con una goma para lápiz lo que fuera escrito durante tantos años- 200- con tinta firme y oscura, con lágrimas amargas y calientes, con sangre de tantos hombres y mujeres, tan roja y tan radiante como el febo que asoma cada día…

Entonces, porque Ramiro sabe, porque siempre supo, él no puede quedarse afuera del bicentenario, de eso que tantos afanes, ansiedades, corridas y trajines despiertan en todos y cada uno de los maestros y se contagian como un virus necesario e irreversible, a sus compañeras y compañeros, a las familias, y a él también. Y porque sabe, porque siempre supo y ahora con más fuerza y sentimiento y porque su madre no está bien y va y viene del hospital y porque sus maestros le piden y esperan todo de él, porque saben, como él sabe, como sabe ahora que siempre supo, él, Ramiro, no puede quedarse afuera. Porque sabe y acaso siempre supo que ya se ha quedado afuera de muchas cosas, a pesar de que otros digan y escriban y declamen que no, que no es así, que todas las niñas y todos los niños tienen derechos y son protegidos y cuidados y son, qué maravilla, los únicos privilegiados…

Ramiro sabe, acaso siempre supo, que ni él, ni tantas otras ni tantos otros, son privilegiados, pero también sabe y acaso no siempre supo, pero ahora sí, que no tendrá privilegios pero sí un espacio solo de él, un lugar en una escuela y en el aula de una escuela y en los corazones y en las mentes de una escuela, la suya, en la que no puede no estar, porque sabe, él, Ramiro sabe, que esa escuela no puede ser sin él, y sabe, siempre supo, que él puede ser más y ser mejor por esa escuela.

Entonces, porque Ramiro sabe y puede y quiere, para ser y estar en ese mundo que lo quiere y lo requiere, sale al otro mundo, ése en el que su vida peligra y se desgrana, anónima y vulnerable y casi como uno de los próceres de los manuales, él, Ramiro, se vuelve héroe, atraviesa hondos cañadones, vadea ríos tumultuosos, cruza desiertos calcinantes, trepa y desciende cumbres insondables y repite la hazaña cotidiana de juntar unas monedas, las suficientes, justas y necesarias para poder comprar con su dinero, las alpargatas blancas que vestirán sus andariegos pies en la escuela que es su patria. Blanco calzado y sonrisa blanca la de Ramiro que sabe, siempre supo, que hay días que también deben ser blancos…

Ramiro supo y ahora sabe que mientras haya una maestra, un maestro, un otro, una otra que estén despiertos y sensibles a unos piecitos de niño en alpargatas y que sepan, como sabe Ramiro, los cómo, los por qué, los para qué y los para quiénes y que además de saber, puedan sentir y compartir el sentimiento, que entonces no todo está perdido y la vida tendrá otras esperanzas…

Porque Ramiro sabe que mientras haya un niño, uno sólo, que esté pidiendo en la calle o donde sea, no habrá verdadera independencia, pero sabe también Ramiro, siempre supo, y ahora también nosotros lo sabemos, que mientras haya un niño, uno sólo, pidiendo por unas alpargatas para la escuela, entonces tendrá otra oportunidad la independencia…

(*) Docente y director hasta el año pasado de la Escuela N° 5 "Belisario Porras" de Zárate, de la que Ramiro es alumno.

Edición: 3207


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