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Por Néstor Sappietro
(APe).- Son días difíciles para quienes ejercen el periodismo desde los grandes medios de comunicación.
La información más sensible, la más urgente, la más necesaria; termina siendo manoseada por los intereses de los dueños de los multimedios...
Tengo amigos trabajando en esos medios que llevan encima la amarga sensación de sentirse escribas de un guión perverso en el cual todo lo que se dice termina siendo utilizado en una pugna de poderes que deja afuera la esencia de lo que se denuncia.
La agenda se maneja deshumanizando la noticia, casi como un menú de restaurante.
¿Qué tocará esta semana?
¿Pobreza? ¿Inseguridad? ¿INDEC? ¿Fútbol? ¿Retenciones?...
Son días difíciles para hacer periodismo...
“Desesperada carta a Cristina desde una villa del conurbano por la pobreza”, titula “Clarín” en una nota que describe la angustia del excluido...
Sin embargo, la adjetivación del título, deja afuera el estilo y se mete en batallas que quedan lejos de la miseria, lejos del barrio y de la vida del protagonista de la nota.
Y aunque uno sabe del agua contaminada en las villas, del aumento de la prostitución infantil, del precio del cartón que se vino abajo, de todos los argentinos que comen de la basura, de la pobreza que creció aunque el INDEC insista en tomarnos por idiotas...
Y aunque uno sabe de la indiferencia a la que son condenadas millones de familias que no tienen dónde vivir, que no tienen qué comer, que no tienen de dónde agarrarse para soñar con un futuro que les permita recuperar la dignidad...
Aunque uno sabe, escribe y denuncia el hambre que fusila a nuestros pibes...
En estos días, mientras está por sancionarse la ley de medios, cuando los propietarios de esos multimedios salen con los tapones de punta con cualquier argumento que lleve agua para su molino, cuando “Clarín” titula: “Desesperada carta a Cristina desde una villa del conurbano por la pobreza”, uno no puede dejar de sentir que la indigencia está siendo utilizada como uno más de esos argumentos.
Así es como terminamos “enlazados” en mesas ajenas donde nunca van a invitarnos a comer. Así, terminamos asistiendo a cadenas nacionales en las cuales somos un eslabón perdido y olvidado.
Ellos montaron una mesa gigantesca donde juegan su pulseada, y nosotros debajo de esa mesa asistimos al juego sin que nos pasen la pelota.
Y qué quiere que le diga... da bronca. Da bronca que usen la pobreza, la desesperación y la angustia en una pulseada de intereses económicos.
Son días difíciles para hacer periodismo...
Nadie postula dejar de contar lo que sucede. El gobierno tiene una enorme deuda con aquellos a los que condena al olvido y la soledad, y eso es inocultable.
El hambre es un crimen, y esta página lo denuncia desde hace muchos años.
Por esa razón, el hambre no puede ser una carta que se use de manera oportunista.
Semejante manejo de la desesperación indigna, da asco.
Cuando aparecen periodistas desde los medios involucrados en la pulseada con el gobierno, “conmovidos por la lacerante situación de los pibes desnutridos del Chaco” y pasan, como si fuera la misma cosa, en el mismo tono, y sin pausa, a la recomendación de un jarabe expectorante, uno entra a desconfiar.
Son días difíciles para hacer periodismo...
Algunos cronistas, los que son más, están presionados, acorralados, viendo peligrar su fuente de laburo si dicen algo fuera de lugar. Los otros, los peores, trabajan descaradamente para la empresa sin importarles qué hay que decir, ni a quiénes hay que usar para defender la prosperidad de los monopolios.
Detrás de esos intereses estamos todos los que formamos parte de las mayorías.
Detrás de esos intereses están los sentenciados a la soledad, cada día más solos, aunque la ocasión les otorgue cinco minutos de pantalla y algunas líneas en un diario de gran circulación.
Fuente de datos:
Clarín 27-09-09
Edición: 1610
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