ÁFRICA

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Por Jacques Roumain (*)

 

He guardado tu recuerdo, África.
Estás en mí como
la astilla en la herida, como
un pequeño dios tutelar en medio de la aldea.

 

Haz de mí la piedra para tu honda.
Haz de mi boca los labios de tu llaga;
de mis rodillas, las columnas rotas
de tu humillación

Pero yo quiero ser de una sola raza.
Yo quiero ser de la raza de ustedes,
obreros y campesinos de todos los países...
obrero blanco de Detroit, peón negro de Alabama
pueblo innumerable de las galeras capitalistas.

El destino nos yergue hombro con hombro
y renegando del antiguo maleficio,
de los tabúes de la sangre,
nos paramos sobre los escombros
de nuestras soledades

Si el torrente es la frontera,
entonces le arrancaremos al declive
su cabellera irrestañable.

Si la sierra es la frontera,
romperemos la mandíbula de los volcanes
que apuntalan Cordilleras,

y la llanura será una explanada de la aurora,
donde reunir nuestras fuerzas separadas
por la astucia del amo.

Así como la contradicción de los rasgos
se resuelve en la armonía de un rostro,
así nosotros proclamamos la unidad
del sufrimiento y la rebelión
de todos los pueblos de toda la superficie
de la tierra,
y mezclamos el cemento de un tiempo de hermandad
con el polvo de nuestros ídolos.

 

(Poema pertenciente al libro póstumo "Bosque de ébano". Jacques
Roumain, nacido en Port-au-Prince, fue asesinado en 1944, a los 37
años, por fuerzas policiales. Otros poetas de la negritud y de
militancia comunista, como Langston Hughes y Nicolás Guillén, le
dedicaron sentidos versos)


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