Es la tecnología, estúpido (II)

El retroprogreso tecnológico genera quiebres, especialmente en niños, mujeres y la vida en comunidad. La lucha de Esquel contra la mega minería es un ejemplo para no olvidar. El famoso reseteo de la economía es otra trampa capitalista. La tragedia es que los partidos políticos cuya identidad autopercibida es popular y nacional, son portadores no sanos del modo capitalista de vivir.
|

Por Alfredo Grande

(APe).- Ante cada decisión, existe la alternativa de la opción contraria. O sea: la tecnología es “políticas tecnológicas” o la política es la continuación de la tecnología por otros medios. Cabe una reflexión sobre lo político, la política y los partidos políticos. Cabe, pero no este momento. Lo que pretendo enfatizar es que no tanto “las derechas” sino “las tecnologías” que, en su avance, sólo son accesibles a capitales altísimamente concentrados.

La agencia de noticias Pelota de Trapo y su equipo de redactores, la coordinación de la Agencia, en sus aportes semanales, ponen en superficie las consecuencias de lo que alguna vez se llamó “el costo social del ajuste”. Creo que es mucho más que ajuste. En todo caso, es un “tecno ajuste”.

Cada “revolución industrial” ha sido un salto (al vacío) tecnológico. La Revolución Industrial fue un período de grandes cambios que comenzó en Inglaterra hace más de 200 años. Transformó la forma en que se fabricaban los productos, pasando de la producción manual en talleres a la producción mecanizada en fábricas. Esto fue posible gracias a nuevas máquinas, como la máquina de vapor, y nuevas fuentes de energía, como el carbón. Si somos lo que hablamos, diría que es industrial, pero me abstengo de llamarlo revolución. Más bien los saltos tecnológicos han sido contrarrevolucionarios y restauradores de muchos privilegios.  Y todo privilegio ataca derechos. Por eso hace tiempo escribí “La restauración digital conservadora”.

Pero la fascinación a mi criterio infantil o cómplice con la tecnología, es parte del predominio actual de “las derechas”. Lo digo de otra manera, para facilitar que me ataquen. El desarrollo tecnológico actual es reaccionario. Desde el Smartphone hasta los drones. En un portal en el que participo (Huellas del Sur) y que tiene la generosidad de reproducir mis artículos de la Agencia Pelota de Trapo, escribió una excelente nota Camila Parodi. Llevo agua para mi molino, y cito una parte de ese necesario texto. “La historia de Fiambalá está tejida con agua de deshielo, cultivos de vid y saberes que pasan de una generación a otra. Durante décadas, las comunidades que habitan este rincón del oeste catamarqueño sostuvieron economías campesinas con base en la agricultura familiar, el pastoreo caprino y el intercambio barrial. Pero en los últimos años, algo empezó a deshilacharse. La llegada de la minería de litio, en nombre de la transición energética, cambió el pulso de la zona: Donde antes se compartían canales, ahora crecen rejas. Donde el cuidado era comunitario, hoy pesan la incertidumbre y el ruido de las camionetas. Esta es una historia de ese quiebre, pero también de las formas en que las niñeces, las mujeres y las comunidades campesinas encuentran para seguir cuidando la vida, en medio de un modelo que pretende avanzar sin freno.”

O sea:   el retroprogreso tecnológico genera quiebres, especialmente en niñas, niños, mujeres y la vida en comunidad. La lucha de Esquel contra la mega minería es un ejemplo que no debe olvidarse. El famoso reseteo de la economía es otra trampa capitalista. La tragedia es que los partidos políticos cuya identidad autopercibida es popular y nacional, son portadores no sanos del modo capitalista de vivir. El sálvese quien pueda es encontrar nichos (sic) del mercado y Unicornios (que poco tienen que ver con el Unicornio azul que buscaba Silvio Rodriguez)

La tecnología también está atravesada por la lucha de clases. Las derechas la niegan al mismo tiempo que la ejercen en forma salvaje. Las jubiladas y los jubilados obviamente son una clase a la cual se busca exterminar hace décadas.  Diría que la jubilación es el hecho maldito del país capitalista. ¿Qué sentido tiene pagar el tributo a la explotación de otrora? Pagarle, mal y poco, pero pagarle, a los explotados activos vaya y pase. Pero tener que pagarle a los que no son, aunque fueron y mucho, explotados, es intolerable.

Las derechas tienen claro que el tema no es la tenencia sino el ejercicio. El progresismo vacuo insiste en la tenencia como techo. O sea: tener derechos.  Aunque es claro que hace décadas que no se ejercen. Es la diferencia fundante entre sujeto de derecho y sujeto politico. El Movimiento Chicos del Pueblo, la invención de muchas y muchos, también de Alberto Morlachetti y el padre Carlos Cajade, acuñó el concepto revolucionario de niñas y niños como sujetos políticos. Niñas y niños que nunca han necesitado para jugar y crecer en alegría y amor tecnologías de última generación. Las llamadas tecnologías de punta son destructoras del planeta.  ¿Qué más?  Los yanquis que destruyen todo y filman todo han generado una película cuyo título sintetiza mucho de lo dicho: no miren para arriba. Agregaría: no miren para ningún lado. Ni para arriba, ni para abajo, ni para los costados. No miren ni piensen. Sólo consuman, especialmente consuman aquello que va a destruirlos.  O sea:   ayuden al sistema depredador gerenciando la propia destrucción (alta tasa de suicidios, convertir cada casa en un casino, inducción delictiva para consumir tóxicos de varios tipos).

Empecemos por llamar “redes digitales” a las redes sociales, que son lo más opuesto a lo social.  No sé en qué podemos terminar. La conquista de estas tierras se hizo con espejitos de colores, con la cruz y con la espada. Sólo el pueblo salvará al pueblo, aunque a veces se equivoque.  O quizá por eso mismo. Y parafraseando a Rosa Luxemburgo, sólo si no caminamos no sentimos las cadenas.

La tecnología capitalista es una cadena para sentir y luego romper.


Suscribite

Suscribite al boletín semanal de la Agencia.

Sobre la fundación

Fundación Pelota de Trapo nació hace décadas para abrigar de las múltiples intemperies a niñas y niños atravesados por diferentes historias de vulnerabilidad social.

Sobre la agencia

Agencia Pelota de Trapo instala su palabra en una sociedad asimétrica, inequitativa, que dejó atrás a la mayoría de nuestros niños y donde los derechos inalienables de la persona humana solo se cumplen para unos pocos elegidos por la suerte