La doble A: República Argentina Asesina

La batalla cultural represora es la operación de encubrimiento lingüístico. En donde las palabras ya no refieren a las cosas, sino que las palabras refieren a otras palabras. El modelo político económico religioso actual no cierra sin masacre. La Argentina Asesina es un plan político policial militar que intenta legitimar los asesinatos.
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Por Alfredo Grande

(APe).- En un maravilloso libro de aforismos “Voces”, Antonio Porchia nos dice: “convénceme sin palabras, las palabras no me convencen más”. Los actos del amor importan más que decir te amo. Si a las palabras se las lleva el viento, los actos resisten el paso de la historia. Y de todos los archivos, incluso los digitales.

Todo está clavado en la memoria, como canta León Gieco. Incluso en la memoria digital de la nube. Y creo que la complejidad en la hegemonía de la cultura represora es una trampa.

Me acuerdo de la recomendación de ese genio que fuera y es Gregorio Baremblitt: “hay que ver la realidad con ojos de campesino”. Cada vez que la cultura represora aclara, oscurece. Creo que la primera operación es desmontar la complejidad de la cultura represora. No es complejidad: es complicación, o sea, una estrategia más del poder sometedor. O sea: la complejidad abre, la complicación cierra. Abrir o cerrar los caminos de la comprensión y la posterior transformación.

Hoy la batalla cultural represora es la operación de encubrimiento lingüístico. Las palabras ya no refieren a las cosas, sino que las palabras refieren a otras palabras. Construyen relatos donde, por ejemplo, la palabra comercio exterior desaloja la palabra saqueo. O deuda externa desaloja lo que es una estafa externa. Vayamos a las fuentes: según el Fondo Monetario Internacional (FMI), el carry trade es una estrategia de inversión en la que un inversor pide prestado dinero en una moneda con tasas de interés bajas (como el dólar) y lo invierte en activos de un país con tasas más altas, obteniendo ganancias por la diferencia. Miremos con ojos de campesino. La bicicleta financiera. Pero si decís carry trade la operación de encubrimiento está consumada. La proliferación epidémica del inglés en un país cuyo idioma oficial es el español, cumple esa tarea. Ya lo advirtió hace décadas ese menemista que según sus palabras era portador sano y que es Jorge Asís.

El grito desgarrador de hace más de cuatro décadas El Hambre es un Crimen puso en el centro del análisis los crímenes de la democracia. Crimen alude a un delito. En derecho, un crimen es una acción, conducta u omisión que es antijurídica y punible, por lo que viola el derecho penal. Creo que hoy más de 40 años después, es necesario precisar de qué crimen estamos hablando. Obviamente no todos los crímenes son iguales ni son igualmente punibles. Podría decir que “crimen” es un genérico y que cuando el crimen es permanente, es necesario precisar de qué crimen estamos hablando.

Con el bajo riesgo de equivocarme ya que en una cultura no represora como la de la Agencia Noticias Pelota de Trapo, uno es dueño de sus palabras y esclavo de sus silencios, diré que el crimen es el asesinato. O sea: el hambre es un asesinato. La política pública es asesinar en los dos extremos de la vida: niñeces y tercera edad.

Obviamente se usan palabras encubridoras que, digamos, suenan bien. Déficit cero, sin ir más cerca. Pero sin comida, o con comida secuestrada, sin remedios, o con remedios de venta libre y compra esclava, el asesinato es al por mayor.  El modelo político económico religioso actual no cierra sin masacre. No hace mucho se hablaba del costo social del ajuste. Ahora el costo social es tan alto que es mucho más que una libra de carne.

Hoy “El Mercador de Venecia” que inmortalizara Shakespeare en su obra, es un filántropo. Los mercaderes volvieron a todos los templos y planean asesinatos. Sobran verdugos que ya no necesitan taparse la cara. Por el contrario, son voceros y agoreros de las ejecuciones en masa que anticipan con gozo. La doble A tiene muchas manifestaciones y todas deben ser analizadas. La defensa propia permite matar, pero no asesinar. La Argentina Asesina es un plan político policial militar que intenta legitimar los asesinatos.

Es la más alta corrupción. En la epoca de Menem, mentor del actual magnate de la política, Manzano dijo que robaba para la corona. Ahora asesinan para las coronas. La doble A debe ser denunciada y enfrentada.

Asesinaron la República. Y, obvio, irán siempre por más.


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