La universidad, fuera del banquete de los héroes

Los vetos a leyes que apuntan a la financiación de la educación pública, de la sobrevida de la vejez, del sostén de sectores sociales caídos en picada, no generan la inquietud que sí producen los mercados. A quienes se ofrendarán todos los recursos que se niegan a la salud y a la educación, a los millones de empobrecidos, a la niñez y a la vejez.
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Por Silvana Melo

(APe).- Minutos antes de que los diputados se acomodaran en sus bancas para reafirmar otra infamia, el presidente hablaba en su idioma (en el de ellos y en el suyo) a los empresarios del Consejo Empresarial de América Latina. Y les regalaba una definición que es vertebral de un gobierno destinado a descartar a gran parte de la población, que será confinada en poco tiempo a un inmenso ceamse social con intemperie y sin futuro.

El presidente les dijo que el país va a generar “un proceso de fuerte crecimiento económico" que iniciará “un proceso de ganancias extraordinarias para los empresarios”.

Entonces, dijo. "Ahí van a venir a hinchar las pelotas los zurdos de mierda que dicen que la ganancia extraordinaria está mal”. Y además imitó, con voces estudiadas para su stand up. “Van a venir con el coeficiente de Gini y la desigualdad” pero “los que capturan los grandes beneficios van a hacer que Argentina sea un país grande". En su particular concepto de la heroicidad –los ricos, los que fugan y los que evaden- sostuvo que “no hay nada más aberrante que hablar del concepto de cobrarle más a las ganancias extraordinarias”. Por eso, en el camino de su férrea coherencia, acaba de destruir la financiación de la universidad pública.

Un ex ministro de Educación sostiene que el veto blindado por un grupo de legisladores evitó que subieran el dólar paralelo y el riesgo país y que se derrumbaran los mercados.

Es decir que los vetos a leyes de justicia clara y obvia, que apuntan a la financiación de la educación pública, de la vida y la sobrevida de la vejez, del sostén de sectores sociales caídos en picada, de a millones, no generan la sensibilidad ni la inquietud que sí producen los mercados. A quienes se ofrendarán todos los recursos que se niegan a la salud y a la educación públicas, a los millones de empobrecidos, a la niñez mutilada de futuro, a la vejez sin presente.

Mientras tanto, no hay capacidad de reacción ante quien decide que el déficit cero y el pago de la deuda externa son palabra de extrema santidad por sobre la vida de la gente. Y la vida implica ese concepto en toda su integridad.

Pero además no hay capacidad de reacción ante quien decide que no porque no. Porque los mercados y los ricos y Elon Musk y el empresariado y la escuela austríaca pero también porque yo soy el león y quiero y mando. Por el capricho y el desquicio vuelto institucional y si no sostenían el veto se desconoce el Congreso y queda a un paso del cierre.

Depende ahora su fuerza institucional de los externos que le sostienen su peligrosa locura ultra exclusivamente por intereses económicos. Una audacia que puede costar muy cara a un estado que no debe ser destruido sino mejorado y consolidado. Para evitar que las ganancias extraordinarias de los empresarios vayan exclusivamente a los empresarios. Y los cinco millones que empobreció en seis meses el presidente de boca desaseada deban mirar desde abajo esperando que caiga una miga del banquete de los héroes.


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