Triple dimensión de las pascuas argentinas

La excusa de Rosario servirá para reducir la democracia en toda la Argentina. No hay decisión política económica estructural que no impacte en la geografía existencial más vulnerable: los cuerpos y las mentes de las chicas y los chicos. La historia argentina siempre repercute en la carne viva de su realidad, la niñez y la adolescencia.

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Por Carlos del Frade

(APe).- Las Pascuas en Argentina tienen una triple dimensión histórica.

Las crucifixiones que se repiten y multiplican.

Las Malvinas y los intereses ingleses y estadounidenses cada vez más potentes en el territorio continental argentino.

La democracia encorsetada por militares carapintadas en tiempos del primer presidente de la recuperación iniciada en 1983.

Esa trilogía abierta en el presente parece canalizarse a través de los negocios mafiosos que sacuden la geografía rosarina.

El ministro de Defensa, Luis Petri, anuncia la compra de 24 aviones de guerra norteamericanos en propiedad de Dinamarca, la llegada del Comando Sur del imperio para garantizar la riqueza que sale del Paraná frente a Rosario, recibe los consejos de la CIA y adelanta cursos de formación del Pentágono para los próximos meses al mismo tiempo que acelera la reconversión de la ley de seguridad interior para que las Fuerzas Armadas se metan en las calles de la ex ciudad obrera y luego en otras con la vieja excusa de 1975 de combatir el “terrorismo”, implacable retroceso de las garantías constitucionales.

En agosto de 2009, el ex coronel Pascual Guerrieri, jefe del Servicio de Inteligencia del Ejército en el Segundo Cuerpo de Ejército, con asiento en Rosario y con jurisdicción en las provincias de Misiones, Formosa, Corrientes, Chaco, Entre Ríos y Santa Fe, sugirió que no lo metieran preso por sus crímenes de lesa humanidad a cambio de usar todos sus conocimientos en el “combate al narcotráfico”.

Uno de sus hombres, Gustavo Bueno, en aquella época de la noche carnívora, fue el que confesó la orden emanada de la presidencia de la nación usurpada por Jorge Videla, la necesidad de liberar todo el noroeste de la Argentina para los “cocaleros” bolivianos.

Cuatro años después de aquel primer embarque de doscientos kilogramos de cocaína presentados como azúcar y recibidos por el mismísimo Emilio Massera en el puerto rosarino, el entonces jefe de Guerrieri y de Bueno, Galtieri, iniciaba la toma de Malvinas para perpetuarse en el poder echando mano a una causa histórica.

La mayor cantidad de pibes que lucharon contra los representantes de Estados Unidos y Gran Bretaña en las Malvinas venían de dos provincias del Segundo Cuerpo de Ejército, Corrientes y Santa Fe, aquellas que Galtieri manejaba desde el 12 de octubre de 1976.

Los 649 caídos en Malvinas eran, mayoritariamente, pibes menores de veinticinco años, como sucedió con la gran proporción de desaparecidos.

Galtieri, señor de la muerte de Rosario, corazón del cordón industrial más importante del país, se hizo fuerte para ganar la interna del Partido Militar y hacer de Malvinas la continuidad de su propio plan que incluía el apoyo de los grandes empresarios del litoral y también del floreciente negocio paraestatal y multinacional del narcotráfico auspiciado por Estados Unidos.

Una vez más, la excusa de Rosario servirá para reducir la democracia en toda la Argentina.

Y como siempre sucede en los últimos cincuenta años, no hay decisión política económica estructural que no impacte en la geografía existencial más vulnerable: los cuerpos y las mentes de las chicas y los chicos. La historia argentina siempre repercute en la carne viva de su realidad, la niñez y la adolescencia.

Por eso la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, luego de recibir la noticia de la detención del supuesto asesino del trabajador de la playa de la estación de servicio en la zona oeste rosarina, avanza en la repetida amenaza que alimenta la venganza por encima de la justicia, bajar la edad de punibilidad y llevarla a catorce años.

En estas pascuas argentinas de triple dimensión, las crucifixiones, una vez más, serán protagonizadas por pibas y pibes exiliados de los paraísos que tantas veces les prometieron, algunas de las cuales bajo el coro de un manto de neblina, cada vez más lejano.

Fuentes: Diario “La Capital”, viernes 29 de marzo de 2024; “Clarín”, domingo 24 de marzo de 2024; “La Nación”, viernes 29 de marzo de 2024 y “Ciudad blanca, crónica negra”, del autor de esta nota, en la biblioteca virtual del sitio www.carlosdelfrade.com.ar


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