Más resultados
Una pelota de trapo, en medio de una carta para Alberdi, unos alfajores Cachafaz y un cuadro con una postal de la beatificada Mama Antula. Los regalos al Papa Francisco. Una pelota de trapo hecha por pibes de la Villa 31. Allí donde la mirada del gobierno encuentra puro deficit fiscal.
Por Claudia Rafael
(APe).- Una carpeta con la copia de la carta manuscrita del canciller José María Gutiérrez a Juan Bautista Alberdi, acreditándolo, en mayo de 1854, como representante en Europa; un cuadro con la postal conmemorativa de Mama Antula que el Correo Argentino distribuyó en agosto de 2017 en ocasión de su beatificación; alfajores de dulce de leche Cachafaz y galletitas de limón. El grueso de los medios periodísticos se centró en esa lista de regalos que la comitiva presidencial llevó al máximo referente de la iglesia católica en el mundo. El hombre llegado a Roma hace más de una década desde este profundo y empobrecido sur. Al final unos pocos medios agregaron a esa especie de inventario, cita que también le entregaron una pelota de trapo que hicieron los chicos de Scholas del Barrio 31.
Con rostro de orgullo (al menos, así se muestra en la foto) el ministro del Interior depositó en las manos del Papa Francisco esa pelota que entremezcla telas azules, blancas, rojas y grises mientras todos –Bergoglio, Guillermo Francos, Karina Milei- dibujan una enorme sonrisa. Una pelota de trapo, tan lejana a la experiencia vital de quienes suelen decidir sobre el rumbo de los que fatigan sus cuerpos en estas tierras castigadas. Una pelota de trapo, destinada a congraciarse con ese hombre al que Milei define como el argentino más importante de la historia (en pugna, parece, con el Che, Evita o Diego) y al que apenas ayer calificó como el maligno, un imbécil o el que viola los diez mandamientos al defender la justicia social. Una pelota de trapo, como aquella con la que –contó muchas veces Bergoglio- jugaba de chico. Como esa que dio lugar al nombre de nuestra organización social, creada por Alberto Morlachetti a mediados de los 70 cuando pateaba una pelota con los pibes de los arrabales en esta Avellaneda que antes, supo ser territorio de fábricas y trabajo.
¿Cómo se traduce ese orgullo en quienes –difícilmente hayan pisado alguna vez la 31 o cualquier otra villa- ven un enorme agujero repleto de pequeños y grandes déficits fiscales?
Transparente como el agua la definición que la actual cabeza del Estado argentino repitió hasta el hartazgo: El mensaje de la libertad es un mensaje transversal. El liberalismo fue creado para liberarnos, precisamente, del opresor que hoy llamaríamos Estado. El Estado presente es lo que nos está empobreciendo.
Particular rostro de orgullo el de quienes diseñan la arquitectura de un país que cercena a su infancia a un futuro roto en mil pedazos. Los que pugnarán por aplicar guadaña, motosierra o el clásico afuera sobre esos mismos pibes que desde las Scholas Occurrentes1 fabricaron la pelota de trapo que le dio Francos al Papa. En ese conglomerado en el que están hacinadas decenas de miles de personas y en donde la infancia se desgarra en olvido y en dolor. A escasas cuadras de uno de los barrios más coquetos y opulentos del país.
Suscribite al boletín semanal de la Agencia.
Fundación Pelota de Trapo nació hace décadas para abrigar de las múltiples intemperies a niñas y niños atravesados por diferentes historias de vulnerabilidad social.
Agencia Pelota de Trapo instala su palabra en una sociedad asimétrica, inequitativa, que dejó atrás a la mayoría de nuestros niños y donde los derechos inalienables de la persona humana solo se cumplen para unos pocos elegidos por la suerte