Si Jesús no ayuda, que ayude Satán

A Pixote Jesús nunca lo ayudó. Creo que ni siquiera se enteró que existía. Supongo que tomó nota luego de que lo asesinaran. En la Argentina de los 40 años de democracia, las infancias en más de un 50% están más cerca de Pixote que de lo que he denominado “infancia artificial”.

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Por Alfredo Grande

(APe).- Pixote es un niño de la calle en la ciudad brasileña de Sao Paulo, que tras ser descubierto por la Policía es enviado a un reformatorio. Las condiciones en el centro de menores son infrahumanas. Pixote se hace adicto a la inhalación de pegamento para evadirse de un entorno en el que los abusos y las violaciones a los niños por parte de los guardias son frecuentes. El maltrato es tan excesivo que en ocasiones conlleva la muerte [1].

Hector Babenco guionó y dirigió la película estrenada en 1985.  Pixote terminó asesinado y cerró la tragedia provocada que la película describe. Recuerdo que cuando vi esa película, no pude relacionarlo directamente a la realidad en la argentina. Mala mía, como se dice ahora. A Pixote Jesús nunca lo ayudó. Creo que ni siquiera se enteró que existía. Supongo que tomó nota luego que lo asesinaran. En la Argentina de los 40 años de democracia, las infancias en más de un 50% están más cerca de Pixote que de lo que he denominado “infancia artificial”. Y el satán de la delincuencia organizada, de las adicciones letales, de las torturas y abusos de todo tipo, incluso sexuales, es la única ayuda que reciben. Asi paga el diablo.

El tango Pan fue estrenado por Carlos Gardel en 1932. Una de sus estrofas desgarra: “Sus hijos no lloran por llorar /No piden masitas /¡Ni chiches, ni dulces, señor! /Sus hijos se mueren de frío /Y lloran hambrientos de pan
/La abuela se queja de dolor /Doliente reproche que ofende a su hombría
/También su mujer, escuálida y flaca, en una mirada /Toda la tragedia le ha dado a entender”.

 Y cuando Satán ayuda, no es con planes potenciar trabajo. Es con la oferta de lo que la pureza democrática denomina “seguridad”.  Los “pixote” no tienen ninguna seguridad. Ninguna.  Cada segundo de su vida es absolutamente inseguro. El futuro se mide en minutos. La declaración de una extraviada diciendo que la pedofilia es una orientación sexual, despierta más enojo (incluso el mío) que la pedofilia sistematizada, industrializada, planificada de los institutos de menores que en realidad son para mayores hambrientos de fresca carne de cañón.

Y 90 años después, Jesús, o sea el Estado Benefactor, le cede el protagonismo al Satán del mercado salvaje, donde King Kong tiene paritarias con un colibrí. Entonces usted (o sea yo) dice que la pobreza fabrica delincuentes. Creo que no. Pero que las necesidades básicas insatisfechas, crónicamente insatisfechas, cruelmente insatisfechas, profundamente insatisfechas, son generadoras de todas las invocaciones a Satán.  La hipocresía de la canalla privilegiada aumenta el punitivismo como única respuesta a la absoluta desesperación. Hoy nace una estrella:  Bukele. El nuevo Satán que según las mayorías salvadoreñas, los va a ayudar. Jesús: ¿Por qué nos has abandonado?


[1] Pixote consigue escapar junto a una transexual, Lilica, y su novio, Dito. Tras una primera parada en el apartamento de un amante anterior de Lilica, se marchan a Río de Janeiro, donde tienen una oportunidad de negocio con un alijo de cocaína. Allí, sin embargo, son engañados por una cabaretera. Cuando Pixote la encuentra, la apuñala como represalia. Después, los niños se convierten en proxenetas de una prostituta llamada Sueli.


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