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Recorrió ocho provincias. La Marcha por la Vida, con 300 pibes del Movimiento Nacional Chicos del Pueblo partió de Misiones el 28 de octubre de 2002 y durante 12 días anduvo por los territorios profundos a lo largo de 4500 kilómetros. "Marchamos para que los padres tengan trabajo, los chicos seamos chicos y no nos roben lo nuestro como hicieron con las cataratas", explicó Astrid, de Misiones, once años. Y Aylén, por su parte, planteaba que “marchamos porque en la provincia de Buenos Aires los chicos no se mueren solamente de hambre sino por los escuadrones de la muerte".
Siete de cada diez chicos estaban hundidos en la pobreza. Y fue Alberto Morlachetti, coordinador del Movimiento y fundador del Hogar Pelota de Trapo, se interrogó desde el mismo palco en el que hablaron las dos niñas qué procesos hicieron nacer a una Argentina con 9 millones y medio de niños por debajo de la línea de pobreza. "Mi pregunta es qué hemos hecho", planteó, para responderse que "no hay construcción humana posible en alianza con este sistema".
Fue una marcha multicolor: primero, adelante de la caravana, siete nenes vestidos de payasos abrieron paso saludando a los alumnos de las escuelas que esperaban a los costados. Seguía luego el trencito de Pelota de Trapo y ya al final los centenares de niños y niñas con chalecos celestes cantando "Por pan, trabajo y dignidad" y "Para contagiarle a la gente la alegría de luchar". Luego aparecían los gremios, las organizaciones sociales en una historia que congregaba infinita cantidad de personas que esperaban a los lados de la avenida Rivadavia.
Todo había arrancado en Puerto Iguazú y desde ahí la caravana pasó por Corrientes, Formosa, Chaco, Santa Fe, Entre Ríos y Buenos Aires. "Para los chicos es una posibilidad de preguntarse los motivos del hambre y la riqueza que ven a los costados de la ruta", señaló Morlachetti a los medios. "Estos pibes –expresó- han sufrido carencias y acá comienzan a comprender sus propios abandonos y ausencias. La marcha les deja el tremendo saldo de ser protagonistas de una historia presente."
Sobre la tarde temprana, con centenares de metros de manifestantes esperando a la vera de la Avenida de Mayo se llegó a la plaza histórica. Poco antes de las 16, León Gieco se calzó el chaleco celeste y cantó "Sólo le pido a Dios", "El Fantasma de Canterville" y "Cachito campeón de Corrientes".
Ya sobre el final, chicos de diferentes provincias leyeron desde el escenario sus mensajes:
- "Los chicos tucumanos estamos marchando porque cuando termina la zafra y la cosecha de limón nuestros padres quedan sin trabajo", dijo María. "Perdimos la mitad del año de clases porque el gobernador no les pagó a los maestros. Queremos, además, comer en nuestras casas y no en un comedor."
- "No queremos ver chicos robando o pidiendo de comer", planteó Gonzalo, de Córdoba.
- Roberto, de Quimilí, en representación del Movimiento Campesino de Santiago del Estero (Mocase): "Marchamos para que no nos desalojen de nuestra tierra y para que se cumplan los derechos de los niños. Vamos a seguir marchando porque no debe haber hombres sin tierra ni tierra sin hombres".
- Betiana, de Puerto Madryn: "Marchamos para que la Patagonia no sea un lugar ignorado por los gobernantes, para que no se negocien nuestras tierras como fueron expulsados nuestros hermanos mapuches y para que nunca en la Patagonia haya un repositorio nuclear".
La gran consigna fue: "Detrás de cada chico de la calle hay un padre desocupado".
En los últimos minutos, se compartió el pan elaborado amorosamente en Panipan, el emprendimiento de Pelota de Trapo.
La gran tormenta esperó a que la gran movida terminara. Y finalmente, llegó la lluvia.
Convocatoria: Marchemos, que se nos muere la vida
Como una inmensa boca dispuesta a devorarse a la mayoría de nuestros hijos, el hambre avanza sobre los pequeños que titilan en algún rincón del desamparo. El país se desangra en niños. Hay que darle cuerda a nuestra dignidad, decirle NO a los accionistas de los niños descalzos. Montar en ganas: un vuelo rasante de palomas, un disparo de globos, el ratón de las monedas, el trencito que trepa y trepa el sueño que somos todos: "No hay verdad más armada que la pura inocencia".
El 28 de octubre cientos de niños y educadores comienzan en Puerto Iguazú, Misiones, una marcha montados en sus ganas de vivir, para que broten los panes en la mesa en una mirada de manteles, para vestirse de guardapolvo blanco, para decir trabajo, para cantar infancia, para besar familia. Vamos a recorrer 4500 kilómetros, atravesando geografías, buscando ese latido de chocolate que abriga nuestro pueblo, subidos en una esperanza que se construye ternura a ternura, hasta fundar una nueva ilusión de la vida. Llegaremos a Plaza de Mayo el 8 de Noviembre, para juntar los pedacitos de sueños. Para encontrarnos en la alegría de saber que podemos construir un país para todos.
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Fundación Pelota de Trapo nació hace décadas para abrigar de las múltiples intemperies a niñas y niños atravesados por diferentes historias de vulnerabilidad social.
Agencia Pelota de Trapo instala su palabra en una sociedad asimétrica, inequitativa, que dejó atrás a la mayoría de nuestros niños y donde los derechos inalienables de la persona humana solo se cumplen para unos pocos elegidos por la suerte