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Por Carlos del Frade
(APe).- “…puede analizarse la prevalencia del fenómeno de la violencia letal por sexo y grupo etario en la provincia de Santa Fe. La tasa de homicidios cada 100 mil habitantes es superior en los varones respecto a la tasa general de la provincia, a la vez que la tasa de víctimas mujeres de homicidio es inferior. Asimismo la tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes alcanza cifras especialmente elevadas en la población de entre 20 y 29 años. Ahora bien los varones de entre 20 y 24 años se constituyen en el año 2021 como la población más afectada por la violencia letal en la provincia de Santa Fe, con una tasa que ronda las 45 víctimas cada 100 mil personas. Aun cuando este grupo poblacional destaca sobre el resto, se aprecia que la tasa de homicidios es alta en la población masculina en general y en los grupos etarios comprendidos entre los 15 y 34 años en particular. El índice de víctimas por grupo etario en mujeres ofrece un comportamiento distinto al expuesto para la población masculina, encontrando su punto máximo entre los 30 y los 34 años, con poco más de 5 homicidios cada 100 mil. Aun así, la tasa de homicidios en la población femenina resulta inferior a la tasa general para todos los grupos etarios”, dice un fragmento del “Reporte Anual de Homicidios en la provincia de Santa Fe”, correspondiente al año 2021, publicado por el Observatorio de Seguridad Pública.
En el año 2014, la provincia sufrió 463 homicidios.
En 2020, 375 homicidios.
Y en 2021, 358 homicidios. Hechos de violencia altamente lesiva como se define en estos informes.
Sangre derramada de gente común.
Sangre derramada de gente joven, mayoritariamente.
Como siempre, la marca del sistema.
El triple seis que se repite en los últimos 45 años desde el terrorismo de estado al presente: 6 de cada diez personas desaparecidas tenía entre quince y 35 años; 6 de cada diez desocupados en 2022 tienen entre quince y 35 años y 6 de cada diez personas asesinadas, en distintos lugares de la Argentina, tienen hoy entre quince y 35 años.
666, el número de la bestia de la historia argentina en el último medio siglo.
Desaparecidos, desocupados y víctimas de homicidios.
La sangre joven derramada en los barrios estragados por la falta de trabajo estable.
El propio informe sostiene que las personas asesinadas entre quince y veinticuatro años son el 30 por ciento y que las muertas entre los veinticinco y los treinta y cuatro años también suman otro 30 por ciento.
6 de cada diez víctimas de homicidios en el segundo estado de la República Argentina, en 2021, tenían entre 15 y 34 años.
La mayoría de los asesinatos tuvo planificación previa y fueron consecuencia de estructuras económicas ilegales ligadas al narcotráfico.
Del otro lado de estos números hay otras cifras que no aparecen.
El dinero que se acumula en las geografías existentes en las grandes ciudades de la provincia y que sirven para canalizar esas ganancias que siempre necesita de la sangre joven derramada en los barrios.
“Cuevas”, mesas de dinero, mutuales, puertos secos, casas de cambio y otros tantos circuitos financieros vinculados a una región que permite el fluir incesante de millones de dólares a partir de las exportaciones cerealeras.
El problema político está en esa decisión de mantener un sistema de acumulación que necesita lo ilegal para alimentarse hasta el hartazgo.
Detrás de esos números también están decenas y decenas de vidas jóvenes que encontraron más rápidamente las pesadillas que los sueños.
Pensar esos números para rebelarse.
Para que la vida sea una real oportunidad para las pibas y los pibes.
Fuente: “Reporte anual Homicidios en la provincia de Santa Fe – 2021”, Observatorio de Seguridad Pública.
Edición: 4054
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