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Por Alfredo Grande
(APe).- En algunos manuales de artefactos domésticos solía decir: es tan fácil que hasta un niño puede hacerlo. Lo fácil es el oasis de la cultura represora. Habituada a impedir todo, a inventar problemas donde debería haber soluciones, a poner el carro delante de los caballos y a matar a los caballos de hambre, a indultar a los victimarios para culpabilizar a las víctimas, a ser dura con el débil y débil con el duro, la cultura represora necesita degradar la complejidad a complicación y la dificultad a la facilidad. Desde el pago fácil hasta el gatillo fácil.
Recuerdo una propaganda; “arnet es internet pero muy fácil”. Sucumbí a los cantos de esas sirenas. Era fácil pero muy, muy mala. Como reza un aforismo implicado… bueno en verdad no es un rezo, apenas una invocación: “la derecha siempre tiene razón, pero es una razón represora”; lo fácil termina siendo política de estado.
Supongamos que yo quiera devastar un país, masacrar la población definida previamente como excedentaria: niños, niñas y jóvenes de clases empobrecidas, ancianos y ancianas, pueblos originarios, artesanos, vendedores ambulantes, militantes por la justicia, docentes, investigadores, todas las disidencias de género, instituciones médicas, educativas, de capacitación, organizaciones que protegen a la niñez que sobrevive en la intemperie y que padece la “pena de vida”, personas en situación de calle y en situación de vereda, para mencionar solo algunas opciones. Todas son verdaderas.
Supongamos que yo quiera hacer todo eso y algo más también, ya que estamos. Contaminar ríos, tierras, aire, intoxicar alimentos, personas, torturar animales, asesinar personas que cometen “hurto famélico”, gobernar por la espalda, y algunos otros excesos que desde ya, no son errores. Estafar sobreendeudando para extender no un pagadiós, sino un pagapueblo, insistir en apagar incendios con nafta súper, dolarizar tarifas para endeudar con gas y electricidad, embargar el presente para prohibir el futuro. Yo quiero hacer todo eso, pero lo quiero hacer fácil.
Opción uno: accionar en forma militar utilizando pitbull sde última generación, con asesinos uniformados entrenadas en combate cuerpo a cuerpo con estudiantes, obreros, jubilados, trabajadores, todos desarmados. Nominarme como “presidente de facto” a pesar de que “de facto” insinúa la peste negra de una legitimidad cuestionada. Convocar a la creme de la creme de la derecha reaccionaria, casi cercana al feudalismo triturador. Confiscar todo intento de orden constitucional y vender todo al mejor y al peor postor.
Actualmente, los golpes militares no son lo que eran. Los célebres “planteos” a Frondizi que culminaran con su destitución en 1962, ya son antiguallas de museos inquisitoriales. Después de la farsa melodramática de la guerra de Malvinas, el poder militar padeció en carne propia (alguna vez tenía que ser) que de lo sublime a lo ridículo no hay más que un paso. Y ese paso además, es corto. Si yo quisiera realizar esa magna empresa antes mencionada, debe haber una forma más fácil. Sólo le pido a Google y entonces busco: “fascismo fácil”. Y aparecen 15.365.986 sitios encabezados por www.democracia.org.ar
De la misma manera que el femenino de buey es vaca y no bueya, la forma más fácil de fascismo es el orden democrático. Tiene tantas coartadas que no se pueden contar. Además, está exenta de la amenazas de “cordobazos” molestos.
La devastación termina el 10 de diciembre a las 10 hs. A la hora señalada, como diría Gary Cooper. Una caterva de críticos oportunistas de este gobierno, que nunca se plantearon que el presidente no llegó porque lo votaron, sino que lo votaron porque llegó, siguen describiendo todas las plagas que nos azotan y azotarán. Pero mantienen el traspaso del Poder (textual) e insisten en que el presidente gobierne y no haga campaña. Ellos (la oposición) también la quieren fácil. Piden con énfasis digno de mejor causa que el presidente gobierne y no haga campaña. Fácil. Yo prefiero que haga campaña y no gobierne más. Y mejor que hacer campaña, que haga champaña, que la pizza la pone Menem.
Niñas, niños, ancianos y otros desesperados no podrán aguantar hasta diciembre. Creo que no pueden aguantar ni hasta la semana que viene. A esta oposición fácil les digo aunque no me escuchen: si la siguen buscando fácil, terminarán siendo el mal de muchos. Y recuerden: mal de muchos, consuelo de cómplices. Así de fácil.
Edición: 3935
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