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Por Claudia Rafael
(APe).- “Irresponsable”, “absurda”, “carente de rigor científico” (*), pronunció el presidente Mauricio Macri desde Gualeguaychú sobre la ley que impide que se fumigue a menos de 1000 metros por vía terrestre y 3000 por vía aérea de las escuelas rurales. Llegó a Entre Ríos para fogonear la candidatura a gobernador de Atilio Benedetti, el rey de la soja de esa provincia. En su pareja estelar, como candidato a vice, del intendente de Basavilbaso, el pueblo de Fabián Tomassi, aquel ícono que simboliza la perversidad del modelo extractivista financiero, social, económico, político. El mismo pueblo en el que mueren los niños de leucemia.
Habló sobre los vastos beneficios del veneno desde la provincia más fumigada del planeta. Aquella que ofrenda al Garrahan el 60 por ciento de los pibes que, desde el interior, ingresan con cáncer.
Mauricio Macri no habló con eufemismos. Se reunió con productores rurales en Gualeguay y se envalentonó para defender, desde Gualeguaychú, la médula del sistema financiero: aplastar todo aquello que suene a semilla de rebeldía.
El presidente, el hijo del poder económico más poderoso y vocero del reino de los terratenientes, mostró a las claras de qué lado de la historia hay que pararse. Y como quien arroja una daga pronunció que la ley que pone límites a maquinarias y aviones fumigadores (aunque definió que riegan con fertilizantes) “pone en riesgo más del 20% de la capacidad agroproductiva de la provincia”. Y dijo que deja sin trabajo a los entrerrianos. Que los hunde en el ejército de los desocupados. Por eso –clarifica Macri- entre el derecho de los ruralistas y la infancia fumigada elige a los ruralistas. Entre la patria sojera y la patria de los pibes como Leila, Joan, Nicolás, José, Rocío y tantas y tantos otros, opta por la patria sojera.
Entre el ecocidio sistémico y la agroecología que abraza a la tierra como la pacha sagrada y se nutre de ella y a la vez la nutre, elige el ecocidio sistémico que vacía de presente y de mañana. Para que la tierra se desangre y se desquicie.
Jugando la vida en la ruleta rusa del agronegocio. Para determinar quién se queda en el camino y quién sigue adelante.
Edición: 3847
(*) Si el presidente necesita rigor científico, algunos caminos son:
1) Informe de la FAO.
2) Agroquímicos y agroecología en Cuba.
3) Worms Argentina y las enfermedades que provocan los agrotóxicos.
4) Monsanto Papers
5) El impacto de los agrotóxicos en los niños.
Y el trabajo riguroso y sostenido de Damián Verseñassi, Damián Marino, Medardo Avila Vázquez y Andrés Carrasco, ex presidente del Conicet, boicoteado y bastardeado desde el día en que hizo público el resultado sobre los efectos de los agrotóxicos en los embriones.
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