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Por Alberto Morlachetti
(APE).- Diferenciándose de los antiguos Mandamientos -que Moisés recibió en el Monte Sinaí- la nueva evangelización se realiza con la breve y siniestra sencillez del “Nuevo Testamento Neoliberal”. Los Nuevos Mandamientos mandan que no ames, que robes o que mates para preservar el dogma del capitalismo. En los últimos tiempos la vida latinoamericana ha consistido en gran parte en la resistencia a la alternativa única, “que extingue opciones con ferocidad”.
El texto -escrito por las grandes empresas transnacionales- es el núcleo del dogma. Los accionistas de las corporaciones son el nuevo episcopado y algunos cientistas políticos de “prestigio” son la nueva Inquisición: los “guardianes de la honra social”.
Las estrellas escriben constelaciones en el lienzo brillante de la noche. Mientras los niños piden a gritos que alguien lea su fatal y “terrestre escritura de diamante”. Se proclama la indiferencia y se declara inexistente la sensibilidad. La vida es lo que es: una dócil extensión del presente y de sus injusticias más notorias. No hace falta arrojar cartas para predecir su futuro: humo y cenizas.
Por eso murió ese bebé de nueve meses el 8 de febrero por hambre. Sí, por hambre, en el paraje "Las Campiñas" -en la provincia de Misiones- que Rosa Isabel Batista, la abuela de 41 años, llevaba en sus brazos hasta la Unidad Sanitaria de Cerro Azul donde los médicos solo pudieron constatar la muerte. La jueza de Instrucción de Leandro N. Alem, Selva Raquel Zuetta, ordenó que los hermanos mayores del retoño, de ocho, cinco y tres años, fueran internados porque presentaban cuadros de desnutrición 2 y 3 y severos cuadros de anemia.
Ante la infinita cancelación de alternativas que constituyen sus vidas -es decir ante esta exclusión colosal- los pobres saben que tienen una dignidad que la victoria del capitalismo no merece. Inscriptos en el tiempo -esa larga ilusión- miden la revuelta por “la tierra prometida” donde “nadie engendrará hijos para la catástrofe”.
Fuente de datos: Diario Clarín 11-02-07
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