Más resultados
Hay 819 venenos más peligrosos que el Roundup de Monsanto y se venden con total libertad en la Argentina del 2018
Por Carlos Del Frade / Investigación especial para APe
(APe).- La palabra veneno deriva del latín venenum. Sinónimo de poción mágica, su historia tiene miles de años. Pero la raíz indoeuropea de la palabra la torna ambivalente: deriva de venerar, de Venus o Afrodita. Una poción medicinal que puede ser buena o mala. Para Plinio el joven, había 7 mil tipos de venenos.
Con el tiempo, la palabra comenzó a significar una sustancia que introducida en el organismo altera o incluso destruye las funciones vitales. Se dice también de otras que perturban la razón o el espíritu.
En la Argentina de los últimos quince años, el veneno vuelve a su ambivalente significado. No importa lo que mata, si no que sirve para venerar el dios dinero. El veneno sirve, entonces, para venerar la ganancia del modelo productivo.
-Mientras no me muera, no importa que me envenene – le dijo un trabajador a este cronista hace dos décadas atrás. Tabajaba con plomo y otros minerales que le fueron comiendo la salud. Pero pensaba en inmolarse con tal de darle un presente mejor o algo parecido a su familia.
A finales de 2017, en Marcelino Escalada, centro este de Santa Fe, segundo estado de la República Argentina, Diógenes Chapelet, de 75 años, caminaba junto a su caballo cuando una “araña”, esos artefactos que en otras regiones del país denominan “mosquitos”, lo roció con un líquido que no pudo gambetear.
A los pocos días comenzó a explotar del lado de adentro. Aparecieron manchas rojas en su piel. Hasta que murió.
Envenenado.
El mismo veneno que sirve para venerar al dios dinero, sirve para matar.
Veneno para multiplicar el negocio, veneno que contamina tierras, campos, aires, aguas y seres humanos.
No es casual.
No está lejos el estado argentino de demostrar que la medición de Plinio el joven puede ser un buen antecedente en relación a los productos comerciales que se venden en cualquier lugar de la Argentina del presente.
En el año 2003, el Servicio Nacional de Sanidad Animal emitió la resolución 256 en la que admitía 1.497 productos comerciales de herbicidas, insecticidas, fungicidas y acaecidas. Nueve años después, el mismo organismo calificaba cada uno de esos productos, cada una de esas pociones, cada uno de esos venenos, como muy tóxicos, tóxicos, moderamente peligroso, poco peligroso y normalmente no ofrece peligro.
De aquellos 1.497 venenos, pociones o sustancias, según lo informa la propia Cámara de la Industria Argentina de Fertilizantes y Agroquímicos y el propio SENASA, hay 819 productos más peligrosos que el Roundap de Monsanto y 678 están calificados con la misma toxicidad.
De tal forma, la ambivalencia del concepto del veneno se reinstala en la Argentina del tercer milenio.
En los últimos veinte años, mientras la superficie cultivada creció en un sesenta por ciento, el negocio del veneno lo hizo un mil por ciento.
El veneno no mata, solamente sirve para venerar al dios dinero.
No importa que para esa forma de veneración se sacrifique la salud de la tierra y la humana.
Por eso no quieren discutir el doble carácter de los venenos.
Porque muchas de esas sustancias o pociones mágicas sirven para multiplicar las potencialidades de las semillas transgénicas y, por lo tanto, acumular cada vez más dinero, el verdadero dios a venerar.
Por estas razones queremos publicar, por primera vez, las listas de esos venenos.
Para que sepamos que no solamente está el glifosato. Si no que hay 819 productos mucho más peligrosos y que nadie habla de ellos, por lo menos, hasta esta publicación.
Porque más allá de la doble acepción de la palabra veneno, en el tercer milenio envenenar es invertir en muerte y perjuicio contra la naturaleza y los seres humanos.
Por eso este trabajo que tenemos el orgullo de compartir con ustedes.
Aquí van las listas de las empresas que comercializan agroquímicos.
La facturación de las principales compañías que venden estos productos.
Y los agroquímicos que comercializa cada una.
Porque el ser humano tendrá una nueva posibilidad sobre esta cápsula espacial llamada planeta Tierra cuando valore más la vida que los negocios, la naturaleza que los venenos.
Agroquímicos y modelo productivo
El actual modelo productivo agrario, sustentado en la reproducción agro-industrial de granos de generación biotecnológica o transgénicos u organismos genéticamente manipulados (OGM), conlleva la utilizacion de cantidades crecientes de plaguicidas (herbicidas, insecticidas, fungicidas, etc.), que estarían afectando seriamente la salud de la población que convive con estos cultivos.
En las últimas décadas los sistemas productivos agrícolas han sufrido una mutación trascendente.
En la campaña agrícola del año 2016/2017 la superficie cultivada fue de 37 millones de hectáreas en el país. De las cuales la soja ocupó 18 millones de hectáreas, el maíz 5,6 millones de hectáreas, el girasol: 1,8 millones, el sorgo: 0,8 millones, el trigo 5,5 millones y otras plantaciones 4,5 millones de hectáreas. Las 37 millones de hectáreas implican un aumento de aproximadamente un 5% del año anterior.
La actual agricultura, se compone de un paquete tecnológico compuesto por la siembra directa, las semillas transgénicas y los agroquímicos. La modernizacion de la agricultura y el incremento de las producciones, tanto en volumen como en extensión cultivada, han ido acompañados de un aumento en la utilización de plaguicidas y fertilizantes, denominados agroquímicos.
El término genérico agroquímicos, refiere a las sustancias manufacturadas por la industria química utilizadas en la actividad agropecuaria. Se componen por dos grupos principales: los fertilizantes y los plaguicidas (pesticidas o productos fitosanitarios). Estos últimos, a su vez, están compuestos por los herbicidas, insecticidas y fungicidas, entre otros.
Una vez liberados al ambiente, los plaguicidas pueden contaminar los ríos, las capas freáticas, el aire, la tierra y los alimentos.
Los efectos de los agroquímicos sobre la salud humana pueden ser agudos y/o crónicos, los primeros se manifiestan a corto plazo, donde encontramos efectos neuro-comportamentales, gastrointestinales, respiratorios, musculares y de la piel. Las intoxicaciones agudas también pueden causar la muerte en el curso de las semanas. Los segundos se hacen evidentes luego de un largo período de tiempo, los efectos crónicos provocan problemas de desarrollo y la reproducción, disrupción endócrina, problemas neuro-comportamentales, efectos carcinogénicos e inmunológicos.
Desde hace varios años se alerta por la presencia inusual de un número asombrosamente elevado de habitantes que presentan enfermedades malignas, cánceres principalmente, y también una llamativamente excesiva aparición de malformaciones congénitas en recién nacidos, abortos espontáneos y trastornos de la fertilidad.
Hoy, a 20 años de la incorporación masiva del cultivo de OGM en la Argentina, es imposible negar que la salud de la población que convive con esta producción esté reflejando muestras evidentes de una agresión de gran magnitud, que se expresa, principalmente, en las malformaciones, cánceres y abortos espontáneos que hemos manifestado más arriba.
Según datos de la Cámara Argentina de la Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes(CASAFE), en 1990 se utilizaron 39,5 millones de l/kg de agroquímicos en la campaña agropecuaria; con el ingreso de la biotecnología transgénica en el año 1997 se aceleró el uso consumiéndose 75,5 millones de l/kg de agroquímicos; y en 2012 fueron utilizados 317,17 millones de l/kg. Desde ese año la CASAFE dejó de otorgar datos oficiales. El agroquímico más utilizado es el herbicida glifosato.
¿Qué agroquímicos se utilizan?
En la Argentina los principios activos de los agroquímicos están autorizados por la resolución 256/2003 del SENASA.
Según lo que informan las propias empresas y la Cámara de la Industria Argentina de Fertilizantes y Agroquímicos (CIAFA) en la argentina se comercializan al menos 1497 productos comerciales de herbicidas, insecticidas, fungicidas y acaecidas.
La toxicidad de esos productos son clasificados según la resolución 302/2012 del SENASA. La clasificación de esos productos es:
Ia Sumamente peligroso - Muy tóxico
Ib Sumamente peligroso - Tóxico
II Moderadamente peligroso - Nocivo
III Poco peligroso - CUIDADO
IV Normalmente no ofrece peligro - CUIDADO
De los 1497 productos comerciales de agroquímicos, 12 son clasificados con la categoría Ia, 38 son con la categoria Ib, 389 con la categoría II, 376 con la categoría III y 678 son clasificados con la categoría IV.
El herbicida más conocido es el que tiene como principio activo al glifosato, entre ellas la formulaciones comerciales que comercializa la empresa Monsanto es el Roundup. Las distintas formulaciones comerciales de Roundup de la empresa Monsanto (Roundup, Roundup AMONIO, Roundup Full II, Roundup Full II M, Roundup Fly, Roundup ULTRAMAX, Roundup FG, Roundup Max, Roundup Max II) como otros 26 formulados de glifosato estan clasificado en la categoria IV.
Por lo que podemos decir, que según la clasificación del SENASA hay 819 productos más peligrosos que el Roundup de Monsanto y 678 están calificados con la misma toxicidad.
¿Quiénes producen agroquímicos?
De los productos agroquímicos son comercializados por al menos 48 empresas que producen agroquímicos. De esas 48, 16 aparecen en la lista de las 1000 empresas que más facturan en el país. Entre ellas, la que más factura de todas, YPF. De esas empresas o grupos empresarios 27 tienen origen o participación mayoritaria de Argentino, 6 de Alemana, 5 de Estados Unidos, 3 son de China, 5 de Estados Unidos, 3 de China 3 y una de Suiza, Canada, Paraguay, India, Chile, Italia y Austria.
Las empresas que producen agroquímicos facturaron 2482,5 millones de dolares por venta de agroquímicos en el año 2016. Ese negoció concentró el 77,32% en las 10 empresas que más facturan. De esas 10 empresas, 2 son chinas, 3 alemanas, 3 estadounidenses, y sólo 2 argentinas (la 8va y la 9na).
Para acceder a la lista completa de los agroquímicos que se comercializan, su clase toxicológica y las empresas que los venden, hacer clic aquí.
Edición: 3616
Suscribite al boletín semanal de la Agencia.
Fundación Pelota de Trapo nació hace décadas para abrigar de las múltiples intemperies a niñas y niños atravesados por diferentes historias de vulnerabilidad social.
Agencia Pelota de Trapo instala su palabra en una sociedad asimétrica, inequitativa, que dejó atrás a la mayoría de nuestros niños y donde los derechos inalienables de la persona humana solo se cumplen para unos pocos elegidos por la suerte