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A 40 años del Mundial 78 – Nota II
Por Carlos Del Frade
(APe).- Menotti no se acuerda ni de las cenas con Galtieri ni de las visitas de Videla y compañía a los vestuarios, tanto locales como visitantes. "¿ Pero viejo, ahora resulta que el Mundial lo jugaron sólo Menotti y los jugadores? ¿ Y la gente que llenó las canchas, que salió a las calles? ¿ Y los medios?", dice el técnico. (Ver Nota I)
"Yo le decía: 'César, los militares te están usando'. Pero él me respondía que no había problemas, que los tenía controlados", contó antes de morir João Saldanha, miembro histórico del Partido Comunista Brasileño y que se alejó de la conducción técnica de la selección de su país poco antes del Mundial de México 70, cuando el coloso sudamericano estaba asolado por la dictadura del general Emilio Garrastazu Médici.
"Todos los presos políticos, los perseguidos, los torturados y los familiares de los desaparecidos estábamos esperando que Menotti dijera algo, que tuviera un gesto solidario, pero no dijo nada. Fue doloroso y muy jodido de su parte. Él también estaba haciendo política con su silencio", apuntó Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz en 1980, que logró salir de la Unidad 9 de La Plata gracias a la presión internacional, el 23 de junio de 1978, dos días antes de la final.
"Yo digo que ese partido no fue normal, que fue raro", insiste hoy Juan Carlos Oblitas, ex integrante de aquel equipo peruano que perdió 6 a 0 contra Argetnina en cancha de Central. Oblitas llegó a ser técnico de la selección. "Dominamos al comienzo y hasta el segundo gol argentino el partido fue parejo, pero después nos quedamos inexplicablemente. Creo que si ese mismo partido hubiera vuelto a jugarse diez veces jamás habríamos perdido 6-0. Es más, podríamos haber ganado alguno", agregó.
"Por respeto a la gente que integraba el equipo conmigo en aquella época prefiero decir que salimos a jugar ese partido bajo presión. No voy a hacer lo mismo que Manso, que en 1979 lanzó una acusación artera", remarcó Oblitas.
"La presencia de Videla en nuestro vestuario fue terrible. Algunos más jóvenes, que pudieron haberse sentido intimidados, dejaron de cambiarse para escucharlo. Pero yo, que tenía más experiencia, seguí en lo mío. Seguí detrás de una pared y apenas lo oía hablar. No quería que nada interrumpiera mi concentración", agregó Oblitas.
El ex zaguero Radulfo Manso dijo: “Antes del partido con Argentina atendí un llamado telefónico en mi pieza de la concentración. La voz, que tenía acento argentino y me trataba de manera peyorativa, discriminatoria y racista, me dijo de muy mala manera que les comunicara a mis compañeros que nos pagarían 50 mil dólares a cada uno si permitíamos la clasificación de Argentino. Me dio mucho miedo, porque yo en ese momento era un muchachito y me sentí muy mal. Se lo conté a un compañero y estoy seguro de que si se lo hubiera dicho al resto, todos me habrían dicho que no aceptaban".
Por su parte Ramón “Chupete” Quiroga, arquero de la selección peruana y surgido de las inferiores de Rosario Central, repitió hasta el hartazgo que no se vendió.
Admitió que aquella fue su "noche más negra" y que jamás le volvieron a marcas seis goles en otro partido.
"A mi no me consta, pero no pongo las manos en el fuego por nadie. Igual me permito ponerlo muy en duda. A ese partido llegamos con el desgaste del esfuerzo que hicimos en la primera rueda, en el que le ganamos a Escocia e Irán y empatamos con Holanda. O fue casual que después perdiéramos con Polonia, Brasil y Argentina. Estoy convencido de que perdimos de manera limpia. Con mi experiencia, yo me habría dado cuenta si alguno de mis compañeros no ponía todo para ganar", sostuvo Héctor Chumpitaz, ex zaguero central y capitán de aquella selección peruana en relación al partido contra la Argentina.
Pero junto a Manzo denunciaron que Perú recibió una incentivación de Brasil (5 mil dólares para cada jugador, más vacaciones en Itaparica) a cambio de impedir la clasificación argentina. "Todo el plantel estuvo al tanto de eso, pero nadie lo tomó en serio. No estábamos seguros de que pudiéramos cobrar ese dinero", sostuvieron.
Chumpitaz también recordó la visita de Videla minutos antes del partido contra Argentina en la cancha de Central. "Nos sorprendimos cuando nos dijeron que nos iba a hablar Videla. Se paró frente a nosotros y nos dio un discurso en el que llamaba a la hermandad latinoamericana y nos deseaba suerte. Yo me lo tomé como una presión, aunque después de lo que nos habían dicho los organismos de derechos humanos, Videla aparecía como un personaje que nos daba un poco de miedo", dijo el zaguero de recia pegada.
Massera y Galtieri también frecuentaban la concentración argentina: "Nos hablaban de nuestras virtudes y de que representábamos a la patria", recordó Ardiles.
En Perú gobernaba el general Francisco Morales Bermúdez con el que, supuestamente, se hizo un acuerdo con la dictadura argentina. Dicen que se trató de un "un crédito no reembolsable para la adquisición a la Junta Nacional de Granos de cuatro mil tonelada de trigo a granel", en un marco del "convenio sobre ayuda alimentaria". El Sunday Times, de Londres, escribió esta teoría en 1986.
"Ese tipo de donaciones no eran espontáneas. Se hacían sólo en caso de un terremoto, de alguna catástrofe", dijo Juan Alemann, secretario de Hacienda de aquel terrorismo de estado argentino.
Algunas crónicas narraron que “aquel 21 de junio, a las 20.40, en el preciso momento en el que Leopoldo Luque marcaba el cuarto gol a Perú, estallaba una bomba en la casa de Alemann, que no sólo era funcionario, sino que, además, vivía a media cuadra de una comisaría. El ex secretario de Hacienda “siempre sugirió que aquella bomba fue obra de sus críticas por los gastos del Mundial y apuntó al almirante Carlos Lacoste, vicepresidente paro hombre fuerte del Ente Autárquico Mundial 78 (EAM 78). Lacoste fue mano derecha del almirante Eduardo Massera, que le ganó una lucha interna al Ejercito y logró para la Marina el uso político y los negocios”, se escribió a veinte años del Mundial ´78.
Lacoste, por otra parte, fue sospechado por el asesinato del general Omar Actis, el primer presidente de la EAM 78, que quería hacer un Mundial más austero y que fue asesinado el 21 de agosto de 1976, dos días antes de una conferencia de prensa en la que iba a presentar su proyecto. Tras el asesinato de Actis, Lacoste hizo el Mundial a gusto de la FIFA y de sus socios comerciales.
Lacoste, amo y señor del deporte en los tiempos de la dictadura, apenas recibió del juez Miguel Pons un reproche "ético" porque, siendo funcionario, incrementó su patrimonio en más del 400 por ciento, manejando dineros de firmas extranjeras en la City, en los tiempos de la bicicleta financiera de Jose Martínez de Hoz.
Para el periodista inglés David Yallop, famoso por su investigación sobre el presunto asesinado del papa Juan Pablo I, titulada “¿Por voluntad de Dios?”, en su libro “¿Cómo se robaron la copa?”, no hay dudas.
“La orden de arreglar el resultado vino directamente del hombre que dirigía la Junta Militar, el general Jorge Videla. El hombre al que dio las órdenes fue Lacoste” que “realizó una serie de negociaciones detalladas con tres antiguos oficiales que viajaban con el equipo de Perú. Los sobornos tomaron una variedad de formas. Treinta y cinco mil toneladas de grano que se iban a embarcar de Argentina Perú. También se pagaron sustanciales sobornos directamente a funcionarios de Perú de cuentas manejadas por la Armada argentina... Una parte sustancial del crédito de los 50 millones de dólares que estaría disponible fue distribuida entre los miembros de la junta militar de Perú... He hablado largamente con tres integrantes del equipo, los cuales independientemente confirmaron que les habían ofrecido dinero para asegurar el resultado correcto. Fueron contactados por un antiguo miembro de la junta en forma separada...En vista de lo que estaba en juego, la cantidad recibida por estos tres jugadores era lastimosamente pequeña: 20 mil dólares por hombre”, sostuvo Yallop.
Edición: 3536
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