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Por Facundo Barrionuevo
(APe).- El 1° de enero de 1994, día de entrada en vigencia del tratado de libre comercio entre EEUU, Canadá y México, “en el estado de Chiapas las masas de campesinos se levantaban en armas”, canta Serrano. Cada 1° de enero se hace presente y actual el levantamiento chiapaneco. Está guardada en las tripas de tod@s los militantes revolucionarios como inspiración, faro o camino. Por eso esa insurgencia es presente y de tanto en tanto, con la efeméride o con la aparición de una Declaración, vuelve a calar en la conciencia la certeza de que es necesario construir otro mundo, desde abajo y a la izquierda.
En el correr de estos 24 años el Zapatismo ha pasado por diversas etapas organizativas y de gobierno y ha dialogado, de distintas formas con los partidos políticos o el Estado mexicano. Ha mutado en sus nombres, variado el rol del EZLN e incluso la figura del Subcomandante Marcos, y ha sido tema de innumerables reflexiones y debates, escritos, viajes y documentales. La potencia de los ideales de ese levantamiento, la belleza de sus textos y la mística de su organización no deja de inspirar sueños de liberación hacia una tierra otra.
Hace unos años en sus escuelas de formación marcaban, muy incómodamente para algunos, la vitalidad del orden capitalista y neoliberal incluso en el contexto de los gobiernos progresistas latinoamericanos. Como aquella Hidra de Lerna, monstruo de múltiples cabezas, el capitalismo tiene la capacidad de regenerarse en lugares y aspectos donde incluso creíamos haberlo derrotado. Aquella serpiente mitológica reproducía sus cabezas constantemente. No es posible vencerla sólo, tampoco en breve tiempo, hace falta creatividad, constancia y organización. Dice Raúl Zibecchi: “hace falta transformarnos a nosotros mismos en la pelea, cambiar en nuestro interior”. El héroe griego Hércules, ayudado por su sobrino Yoloao, logró vencerla cubriéndose del aliento venenoso con un pañuelo, y cortando y cauterizando con pura creatividad e ingenio.
Nos esperan las cabezas de la megaminería, el monocultivo, la trata de personas, el narcotráfico, el burocratismo, la corrupción, el consumismo exacerbado, la represión y tantas otras cabezas que prometen duplicarse.
La victoria sobre esta Hidra está en el horizonte siempre más allá, como los sueños, y los compas del sudoeste mexicano, con su ejemplo, nos señalan que el afuera del capitalismo, nombrándolo como lo queramos nombrar, debe ser un-mundo-donde-quepan-todos-los-mundos.
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35 años antes, también un 1° de enero, el ejército rebelde comandado por Fidel Castro entraba victorioso en Santiago de Cuba luego de la huida del dictador Fulgencio Batista. La guerra de guerrillas había sido larga, pero daba sus frutos. Como el primer sol de ese 1959, la Revolución recién comenzaba. Hoy los cubanos comienzan el camino hacia los 60 años de esa Revolución con los múltiples nuevos desafíos que les plantea esta etapa.
Siempre hay nuevos comienzos. Cada día se hace nuevo el espíritu insurrecto. Celebramos estas insurgencias que nos alientan y enseñan que, aún en los peores contextos, los destinos de dignidad de los pueblos se escriben desde abajo… y a la izquierda. ¡Salud!
Edición: 3526
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