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Por Carlos del Frade
(APE).- “El jardín de la provincia de Santa Fe”, esa es la definición que rodea a la ciudad de Funes, al oeste rosarino, camino a Córdoba. Creció como la geografía de las casas de fin de semana, como un oasis que daba respiro ante la locura de la ex ciudad obrera. Pero desde hace algunos años a esta parte, Funes dejó de ser un paisaje de tranquilidad y tolerancia. Demasiado cerca de Rosario no pudo esquivar a su transformación económica y social.
En los últimos cinco años, Funes comenzó a ser noticia por sus hechos delictivos vinculados al narcotráfico y con oficiales de La Santafesina S.A. que tenían palacios de dudoso origen y que, al mismo tiempo, modificaban los medidores de la Empresa Provincial de la Energía para pagar menos de lo que correspondía.
Sin embargo, en Funes todavía hay centenares de trabajadores que buscan vivir en tranquilidad y zafar de la locura creciente de la Chicago argentina.
Y muchas familias que viven en “el jardín de la provincia de Santa Fe” saben que los problemas de seguridad no vienen como consecuencia de unos loquitos sino como resultado de una sociedad injusta.
A pesar de esos esfuerzos, de la feria del libro que se organizará antes de fin de año, tampoco Funes puede quedar afuera de la ola de paranoia que cada tanto se levanta en el país.
“El Concejo estudia la posibilidad de colocar cámaras de seguridad en los accesos a la ciudad que estarían operadas por personal comunal apostado en las garitas de control municipal. La propuesta fue realizada por una empresa privada de televisión por cable y serviría para registrar la circulación de vehículos y los movimientos sospechosos que se produzcan sobre dichas arterias, donde los robos de cables de energía son permanentes”, sostuvo una reciente información periodística.
Las cámaras buscarán “sospechosos” entre los vecinos que todos los días intentan vivir de lo que trabajan.
Una perversa demostración de la necesidad de generar control social sobre las mayorías en lugar de buscar el origen de los males en las minorías que engrosan sus patrimonios de formas enigmáticas.
Y de paso una buena propaganda para la empresa Multicanal que instalará las cámaras de vídeo sobre la ruta nacional número 9 para que funcionen en sintonía con los destacamentos de La Santafesina S.A.
Según la presidenta del Concejo Municipal de Funes, Norma Sassetti: “Los vecinos estarían más que conformes al saber que cuentan con una persona que está permanentemente observando por un monitor lo que ocurre en la ruta. Incluso se podría tener un registro de todas las patentes de los vehículos que entran a nuestra localidad", apuntó.
Mientras tanto, centenares de familias de Funes todavía no saben por qué no hay trabajo estable ni por qué sus chicas y chicos deben emigrar en forma paralela a una creciente democratización del consumo de drogas que parece tener protección de sectores con distintas formas de poder.
Funes repite la lógica del sistema.
Vigilar y castigar a las mayorías, mientras las minorías disfrutan porque las cámaras miran para otro lado, exactamente allí donde se cocinan las consecuencias sociales de tanta impunidad y estupidez.
Fuente de datos: Diario La Capital - Rosario 08-09-06
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