La desigualdad esperada

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(APe).- Según un estudio internacional sobre el progreso en la alfabetización lectora realizado en 35 países, nuestro país ocupa el puesto 31 y sólo supera a Irán, Kuwait, Marruecos y Belice.

 

El estudio mide la capacidad lectora de alumnos que en el caso de Argentina cursan el cuarto grado del nivel inicial y tienen nueve años. Para la evaluación fueron encuestados en forma voluntaria unos 150.000 niños.

Argentina, que participó por primera vez de la prueba que se realiza cada cinco años, obtuvo 420 puntos, dos menos que Colombia y muy por detrás de los 500 puntos del promedio internacional.

Sin embargo, la directora de Información y Evaluación de la Calidad Educativa del Ministerio de Educación argentino, dijo que "el desempeño no es tan malo, es el que se esperaba".

Luego de la reforma educativa que años atrás se implantara en nuestro país, como en el resto de América Latina, la funcionaria del Ministerio de Educación nos dice acerca de los efectos esperables en un sistema funcional al modelo económico que necesitó de dicha reforma pedagógica.

Paulo Freire explicaba que la alfabetización no es un juego de palabras, sino la conciencia reflexiva de la cultura, la reconstrucción crítica del mundo humano, la apertura de nuevos caminos, el proyecto histórico de un mundo común, el coraje de decir su palabra. La alfabetización, por todo esto, es toda la pedagogía: aprender a leer es aprender a decir su palabra. Y la palabra humana imita a la palabra divina: es creadora. Por ello el sistema educativo argentino no puede tener lugar para ella: planifica negarla, domesticarla, apaciguarla en textos que condenan a los pueblos a la resignación.


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