Cien chicos, cien empresas

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Por Sandra Russo

(APE).- Venimos de una época en la que las cifras desplazaron a los nombres y los apellidos. Pasamos más de una década escuchando guarismos que indicaban que todo estaba mal, pero que íbamos bien. Las estadísticas y las encuestas atiborraron mentes y deformaron paisajes. Y sin embargo, hay números que hablan. Hay que escarbar en ellos, claro, como en un pozo ciego. Y si se escarba, si se toma la decisión de hundirse en algunos de esos números y llegar a la médula del desastre que implican, lo que asoma es un horizonte plano y seco en el que ninguna semilla germinará.

Los niños son semillas que deberían, todos, tener la oportunidad de germinar. Pero fíjense: de acuerdo a la Secretaría General de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), en nuestro país mueren por día cien niños menores de 5 años por causas vinculadas a la pobreza. Cien (100). Por día. El proceso de pauperización e indigencia que comenzó a acelerarse en este país en los ‘90 y tocó su fondo en 2001, no fue un mal trago del que para algunos quedan malos recuerdos y cientos de amparos presentados para rescatar dólares del corralito. Ese proceso de pauperización llegó para quedarse entre los que nacen ya desamparados. Ese proceso tuvo dos puntas, extremas, opuestas, perversamente complementarias. Cien son los niños menores de 5 años que mueren cada día por ser pobres. Y -según un reciente trabajo del Instituto de Estudios y Formación de la CTA- cien son las empresas que en 2003 experimentaron una expansión del 47.7%. Las ganancias monumentales de esas cien empresas líderes equivalieron a 271 pesos por minuto. La concentración del capital es, así, la escenografía irreverente y escandalosa de un velorio infantil invisible. De acuerdo al trabajo del IEF, actualmente la pobreza afecta por igual a hombres y mujeres, pero lo novedoso del fenómeno de la pobreza argentina es que sus problemáticas afectan cada vez más directamente a los jóvenes y a los niños. La tasa de pobreza entre menores de 13 años trepa al 63,4%. Se habla, ya, de la infantilización de la pobreza y la indigencia.

Si se escarba en estos números se encuentran plazas vacías, cunas vacías, aulas vacías. Todo lo que está lleno está lejos y es ajeno.

Fuente de datos: Boletín Estadístico del Instituto de Estudios y Formación (IEF) de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) / Septiembre 2004


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