La marca de la bestia

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Por Carlos del Frade

(APE).- Dice el libro de San Juan, el último texto del Nuevo Testamento, llamado Apocalipsis o las revelaciones, que la bestia que cargará contra la humanidad lleva un número, una cifra, el 666. De acuerdo a la metáfora bíblica, llegará un día de gran confusión en donde aparecerá el anticristo y conducirá la existencia a un final devastador. Habrá muchas señales, dice el escrito difundido a partir de la edad media, que se multiplicarán en el cielo y en la tierra.

 

Pero la bestia, la síntesis del mal, se presentará con un guarismo como documento de identidad, el 666.

Varias películas se hicieron eco del libro atribuido al apóstol. En ellas se quiso ofrecer una moralina sobre el destino de la humanidad si no sigue ciertos lineamientos que, en general, coinciden con los mandatos de las naciones poderosas.

En realidad, el mundo hace rato que está en manos de esos locos con carné, como diría el catalán Joan Manuel Serrat y no hace falta ninguna bestia apocalíptica para imaginar la dimensión del mal.

Los diarios, los informativos de radio y televisión multiplican las consecuencias de un sistema que hace rato decidió que la vida es algo superficial y siempre subordinado al único dios todopoderoso, el dinero.

Han quedado viejas las viejas escrituras de Occidente.

Aunque la realidad suele mostrar las extrañas coincidencias de números y poesía.

De acuerdo al último informe de la Dirección Nacional de Salud Materno Infantil Juvenil sobre anemia, la prevalencia de la enfermedad en niños menores de dos años oscila entre 22 por ciento y 66 por ciento del total.

Pero lo que más preocupa es que no se ha modificado en los últimos quince años.

No por casualidad, la provincia más afectada por la mala nutrición es el Chaco.

Allí la anemia alcanza a más del 66 por ciento de los chicos menores de dos años, mientras que en el Gran Buenos Aires la cifra llega al 48,3 por ciento.

El 66 por ciento de los chicos chaqueños está mal alimentado.

Si la letra metafórica del último libro atribuido a San Juan tuviera algún sentido, podría pensarse que el número de la bestia está presente en el cuerpito de esos pibes.

Pero, ¿quién es, en realidad, la bestia que emerge en el número de desnutridos en la provincia del Chaco?

Las postales bíblicas ya no alcanzan para descubrir la respuesta a esta pregunta.

Es la historia de la provincia la que arrojará algunos datos y precisiones sobre quiénes fueron y quiénes son hoy los multiplicadores del dolor en el territorio de bosques y selvas, de ríos marrones tumultuosos y pueblos originarios que celebraban la existencia y saludaban cada nacimiento como la confirmación de la energía vital que atravesaba el cosmos.

Allí, en la tierra chaqueña, estuvieron los matadores de matacos, pilagás y tobas; los explotadores del quebracho; los que arrasaron con el algodón y la economía familiar de los últimos cuarenta años; y hoy proliferan los que expanden la frontera agropecuaria de la soja sembrando de desocupados el suelo de la provincia.

Y la consecuencia de semejante historia de saqueo está en el cuerpito de los pibes.

El 66 por ciento de los chicos chaqueños están mal alimentados.

La bestia apocalíptica no está ni en el cielo ni en las entrañas misteriosas de la tierra, ni tampoco encarnada en los pibes, sino en la continuidad impune de los multiplicadores del dolor en el presente.

Ellos conforman la bestia apocalíptica. La encarnación real e histórica de una visión religiosa que advertía, en realidad, sobre el peligro que conlleva inmolar el amor, la esperanza y los sueños colectivos en los falsos altares de dioses que se anuncian a través del odio, la indiferencia y los intereses de unos pocos.

Seis de cada diez chicos chaqueños están mal alimentados.

El futuro de ellos está amenazado.

La bestia los ha marcado. Sin embargo, no hace falta una ayuda divina para derrotarla. Alcanzaría con conciencia política, histórica y ganas de producir los necesarios cambios para que vuelva a tener sentido la aventura del amor y la vida sobre las devastadas y hermosas tierras chaqueñas.

Fuente de datos: Diario Ámbito Financiero 20-10-05


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