Más resultados
Por Carlos del Frade
(APE).- Los agroquímicos, según dicen las publicidades que pagan las empresas que los fabrican e imponen en cada rincón de esta cápsula espacial llamada planeta Tierra, sirven para multiplicar la vida. Miles de millones de dólares que, en realidad, multiplican miles de millones de dólares. El planeta ya no tiene el futuro como horizonte cósmico, sino todo lo contrario. Los agroquímicos que deberían servir para estirar la existencia de casi todo lo que viene de las entrañas de esta cáscara universal, sin embargo, generan lo contrario que profetizan sus creadores y vendedores.
Parientes lejanos de los fármacos, los agroquímicos curan las enfermedades que atacan las semillas y plantas que el sistema necesita para multiplicar su amarreta existencia, sus ganancias. Dicen que en griego, fármacos provienen de la palabra sacrificio. Los necesarios sacrificios que había que pagar para salvar vidas.
Los agroquímicos, parientes lejanos de los fármacos pero producidos por las mismas empresas que ganan con la enfermedad, la vida y la muerte controladas desde los laboratorios, están multiplicando distintas formas de sacrificios. Invisibles. Inexorables.
En un punto de la geografía entrerriana, cerca de la ciudad capital, Paraná, en el barrio denominado kilómetro 5 y ½, en el radio de una manzana veinticinco personas fueron invadidas por diarrea, vómitos y dolor abdominal y en algunos casos se sumaron fiebres y conjuntivitis.
Fue durante los últimos días de septiembre de 2005, después de haberse producido una fumigación en la zona.
La médica Jorgelina Aguirre realizó una encuesta y se topó con las consecuencias de una contaminación masiva. “Abrimos el ojo cuando nos dijeron que se había fumigado”, sostuvo la profesional. Le pidió al Municipio que se hiciera cargo de la situación. “No queremos perjudicar a nadie sino que no perjudiquen nuestra calidad de vida”, apuntó Jorgelina.
Pero la tierra del barrio kilómetro 5 y ½ viene castigada desde hace tiempo. La investigadora también señaló a los medios regionales que “casi todos tienen problemas de hipertensión arterial, lo cual se produce porque el agua, que proviene directamente de las napas tiene mucha sal” y además indicó la preocupación por la existencia de varios casos de cáncer que afectaron a gente muy joven sembrando la duda sobre algunos transformadores que se ubican en la barriada.
Los sacrificios invisibles, inexorables, que producen los agroquímicos están presentes en todos y cada uno de los arrabales del planeta.
La precisa confirmación del carácter global de las empresas que venden vida, remedios, enfermedad y muerte.
Lo que importa no es la vida ni la naturaleza aunque lo proclamen en costosas campañas publicitarias, lo que importa es vender vida, remedios, enfermedad y muerte.
De manera silenciosa crece el número de sacrificios y nadie parece encontrar la pista que abra el camino hacia el culpable de tantos desastres.
No hace mucho tiempo atrás, una multinacional de los agroquímicos impuso un nuevo producto en la región del litoral argentino, se llamaba Misil, de la empresa Dupont. En aquellos años de la segunda mitad de los años noventa, varios trabajadores rurales resultaron contaminados y afectados por Misil, el producto de la vendedora de semillas, agroquímicos y remedios varios.
Cuando los obreros del surco llegaban a la ciudad, se encontraban con enfermedades poderosas y nadie se hacía responsable del libre accionar del misil.
-Nosotros somos descartables. Nos hacen sentir como si fuéramos invisibles para las grandes empresas -dijo en aquel momento un dirigente rural.
Una década después, no se sabe cuál es el número exacto de los afectados por los agroquímicos, por los que imponen miles de sacrificios invisibles a cambio de multiplicar miles de dólares.
Ahora la marca está en la tierra y en las mujeres, en las aguas y en los hombres de Barrio Kilómetro 5 y ½ de Paraná.
Por allí han pasado los agroquímicos, esos invisibles multiplicadores de enfermedades y ganancias.
Fuente de datos: Diario El Once Digital - Entre Ríos 19-10-05
Suscribite al boletín semanal de la Agencia.
Fundación Pelota de Trapo nació hace décadas para abrigar de las múltiples intemperies a niñas y niños atravesados por diferentes historias de vulnerabilidad social.
Agencia Pelota de Trapo instala su palabra en una sociedad asimétrica, inequitativa, que dejó atrás a la mayoría de nuestros niños y donde los derechos inalienables de la persona humana solo se cumplen para unos pocos elegidos por la suerte