El choque en Mendoza y el mapa de Alvarez Condarco

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Por Carlos del Frade

(APe).- Tiene menos de treinta años y sueña con hacer la revolución para construir la Patria Americana, tal como le enseñaron en la Logia Lautaro. Quiere que todos sean iguales, que nadie sea discriminado y que los caminos del sur sirvan para el encuentro de los sencillos. Desde el Atlántico al Pacífico, una sola gran nación, un solo mapa para ser transitado por las hijas y los hijos de esta tierra, hablen en castellano, portugués, aymara, guaraní o lo que sea. Eso es lo que sueña. Eso es lo que anima la vida cotidiana de José Antonio Alvarez Condarco, fabricante de explosivos y poseedor de una memoria prodigiosa, capaz de dibujar las idas y las vueltas de los ocultos y misteriosos caminos de la Cordillera de los Andes, las montañas más altas del mundo, allí por donde pasará el primer ejército popular americano, el construido por su jefe, el guaraní José de San Martín.

Tiene menos de treinta años y sueña con esa revolución de caminos para el encuentro sin fronteras para la división. Va y viene entre esos peligrosos desfiladeros de la Cordillera. En Chile y Perú, Alvarez Condarco inocula su sueño revolucionario. Y el lugar de descanso, de origen de su proyecto, es Mendoza.

Corre el año de 1816 mientras dibuja los caminos para la guerra revolucionaria, los mismos senderos que algún servirán para mejorar la vida de los sencillos, desde el Pacífico al Atlántico, hablen español, portugués, aymara o guaraní.
Casi dos siglos después de los mapas precisos surgidos de la increíble memoria visual de Alvarez Condarco, aquellos caminos estallan en las primeras páginas de los diarios, tanto en castellano como en portugués.
Hay duelo en la provincia de Mendoza, sede de aquel sueño revolucionario de Patria Grande.
Es en memoria de las 19 víctimas que dejó como saldo el choque de un camión brasileño que circulaba de contramano por ruta 7, a casi 100 kilómetros por hora con un colectivo de larga distancia de la empresa Mercobus, que viajaba desde Córdoba a la terminal de Mendoza.
-La certeza hasta hoy sobre las víctimas fatales es que se retiraron 14 cuerpos calcinados en el lugar del accidente, otras dos personas fallecieron en el hospital Perrupato y una más, mientras era trasladada en helicóptero al Central. Pero según me comenta Policía Científica, habrían rescatado también en el lugar dos torsos, con lo que la cifra de fallecidos podría elevarse a 19 personas – dijo Matías Roby, ministro de Salud de la provincia.
La investigación del caso está en manos de Martín Scattareggi, a cargo de la 1ª Fiscalía de San Martín; una de las incógnitas que deberá intentar esclarecer el funcionario es por qué la Policía no detuvo la marcha del camión en las horas previas, si en la siesta del viernes, unas dos horas y media antes del choque fatal, hubo tres llamados al 911 alertando sobre las peligrosas maniobras que este camionero realizaba.
Como consecuencia de todo esto, el Ministerio de Seguridad pasó a pasiva a un oficial inspector de la Policía Vial Norte y a tres oficiales del 911, mientras que un subcomisario y un oficial de esa dependencia, junto con otros tres oficiales de la comisaría 25, fueron pasados a disponibilidad.
Dicen los medios mendocinos que durante la noche del viernes 7 de febrero declararon en Fiscalía otros dos camioneros, también brasileños y compañeros de trabajo del conductor fallecido. Contaron que cargaron ajo en Ugarteche, aunque no al mismo tiempo y que debían hacer aduana en Palmira, pero que no saben dónde ni por qué su compañero se desvió y no la hizo. Los choferes explicaron que no conocían que el chofer de la tragedia tuviese algún problema psicológico o emocional. "Son solo compañeros de trabajo, ni siquiera se definieron como amigos", resumieron en la Fiscalía.
La palabra que se repite es tragedia, vocablo de origen griego que significa la canción del chivo, del animal que estaba sentenciado a ser asesinado antes de una celebración. Un vocablo que suele aparecer para no explicar por qué muere la gente sencilla y, de paso, construir impunidad sobre aquellos que manejan el destino de los que menos tienen.
Lo cierto es que en esa geografía soñada para la felicidad de las mayorías, hablaran en español o portugués, en esos caminos trazados por la pasión revolucionaria y el proyecto de Patria Grande de José Alvarez Condarco, la muerte de tragó la vida de una veintena de personas.
Quizás porque la Patria Grande, la hermanada por caminos sin fronteras, tuvo el mismo destino que aquel encendido revolucionario de memoria prodigiosa. Cuenta la historia que José Alvarez Condarco “se retiró del ejército poco antes de la Expedición Libertadora del Perú y permaneció en Chile, dedicado a construir caminos. Prestó servicios en Bolivia, luego en Mendoza. Retornó a Chile una vez lograda la independencia, y vivió allí enseñando matemáticas. Durante un tiempo, fue jefe del Departamento de Ingenieros y Caminos de la República de Chile. Impedido de regresar a su país por su pública oposición al régimen de Rosas, vivió en Chile hasta su fallecimiento, en 1855, en Santiago de Chile. Murió en la miseria y sus amigos debieron costearle el entierro”, dicen las narraciones de las crónicas oficiales. Detrás del choque en Mendoza está el viejo y olvidado mapa de los caminos de la Patria Grande que trazara Alvarez Condarco.

Fuentes: Diario “Los Andes”, Mendoza, domingo 9 de febrero de 2014; “El general San Martín y la emancipación sudamericana”, Bartolomé Mitre, edición del año 1950.

Edición: 2627


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