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Por Oscar Taffetani
(APe).- El diario Norte de Resistencia, Chaco, publica en primera plana que el 60% de las muertes infantiles en esa provincia corresponden a recién nacidos. Proporciona el dato Edgardo Szyld, ejecutivo de Fundasamin (Fundación para la Salud Materno Infantil). La mencionada fundación lleva adelante, junto a UNICEF y al Ministerio de Salud de la Nación, un programa de formación y capacitación de especialistas en cuidados neonatales.
“Los cursos -leemos en la nota- se realizarán en el Hospital 4 de Junio de Sáenz Peña durante los meses de octubre y noviembre, con la visita de destacados profesionales en la salud neonatal”.
“Para brindar una atención personalizada y de calidad -ha declarado Adriana Gorenstein, coordinadora del proyecto- es necesario adquirir conocimientos especiales que redunden en una mejor prestación del servicio sanitario para niños recién nacidos”.
El cordón umbilical
La naturaleza nos recuerda, mediante ese conducto nutricio llamado cordón umbilical, que donde hay un bebé recién nacido hay, casi siempre, una madre; una madre que gesta y hace crecer al embrión humano en su vientre; una madre que, roto el cordón umbilical, lo reemplazará por otras formas de lenguaje amoroso -tales los pechos maternos- o bien con la simple, ancestral rutina, de dar la leche al bebé.
Claro que si la madre apenas llega a los 40 kilos de peso (como se ha visto y denunciado repetidamente, sin que ello le quite el sueño a los funcionarios) será difícil que el bebé nazca con el peso apropiado, que se alimente de manera apropiada y que se inmunice contra tantas acechanzas que pondrán en riesgo su vida, no bien llegado a este mundo.
Una estadística de Unicef publicada por estos días dice que de 1.920 nacimientos diarios, 606 (es decir, un 31,6%) se producen en hogares pobres. Al decir de varios especialistas, el dato de Unicef no se condice con la realidad, y ni siquiera con la percepción empírica de esa realidad.
“Veinticinco niños por día, en la Argentina –observa Edgardo Trivisonno, ex subsecretario de Salud de la comuna porteña- jamás llegarán al año de vida, 30 no alcanzarán los 5 y los que lleguen a sobrevivir, estarán condenados a una adolescencia o juventud sin oportunidades (…) De los 10 millones de niños argentinos de 0 a 14 años, el 57 % es pobre. Y peor aún: el 25 % es indigente”.
Y vendrá el Futuro
La metáfora del cordón umbilical pone en cuestión la política de Salud del gobierno del Chaco en particular y la del Estado argentino en general.
¿Acaso creen los funcionarios que disminuirán los lamentables índices de mortalidad infantil del país organizando cursos de primavera para enfermeros y neonatólogos? ¿Creen ellos que puede salvarse a un niño que llega irreversiblemente desnutrido al hospital sin atender a la situación de su madre y sin resolver el cuadro de miseria que produjo la desnutrición?
Un lento genocidio, a causa del hambre, se sigue consumando en el Chaco y en otros territorios argentinos de pobreza. Las repetidas denuncias y condenas -incluso, de la Corte Suprema- todavía no han hecho reaccionar a una dirigencia que es autora -o por lo menos cómplice- del crimen.
Un día vendrá el Futuro a reclamarnos, con duras e inesperadas formas, por todos esos niños muertos.
Edición: 1568
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