Olvido al sur

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Por Néstor Sappietro

(APe).- En el oscuro reino de la inequidad no existe un solo espacio donde la pelea sea de igual a igual entre ricos y pobres. Siempre los que menos tienen corren con todas las desventajas encima. Eso sí, hay lugares donde esas desventajas terminan siendo decisivas. 

 

La escuela es uno de esos lugares decisivos y definitorios para el futuro de nuestros pibes.
En los discursos, nadie parece tener duda acerca del rol que ocupa la educación cuando nos referimos a la inclusión social de las poblaciones más pobres.
Sin embargo, el abandono feroz que padecen las escuelas públicas de los sectores más postergados es la prueba más contundente acerca del desinterés del Estado por promover esa inclusión social.
Las escuelas con sus pibes y sus maestros son empujados al vacío, y no se trata de una cuestión de falta de presupuesto. Tiene que ver con la lógica del despojo a la que son condenados los que menos tienen.
El desinterés por acortar la enorme brecha social queda evidenciado en un informe que describe como desde 2002 hasta estos días aumentó la desigualdad educativa en la ciudad de Buenos Aires.
En las escuelas condenadas al olvido del sur porteño, los gobiernos gastaron la mitad del dinero que destinaron a las más acomodadas. Esa es la conclusión de una investigación de la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) después de haber analizado información oficial y propia sobre todas las escuelas públicas de la ciudad.
El paisaje de las aulas de las escuelas del sur asfixia. Alumnos y maestros conviven hacinados en espacios improvisados. El olvido camina entre los bancos, se apoya en las paredes y termina incrustado en la mirada de los pibes.
A medida que crece la demanda de chicos de los distritos más pobres que pugnan por un asiento; en lugar de ampliar los edificios o construir escuelas en las cercanías, la política elegida ha sido superpoblar las aulas, eliminar patios, laboratorios y otros espacios de aprendizaje. Los alumnos “sobrantes” comenzaron a ser trasladados a escuelas lejanas empujándolos al abismo de la deserción.
El año pasado, Red Bajo Flores detectó 573 chicos que viven en la villa 1-11-14 y que por falta de vacantes en las escuelas cercanas a su casa viajaban a Caballito, Floresta y hasta Belgrano para poder estudiar. El gobierno ni siquiera cumplía con la obligación de brindarles un transporte gratuito.
La coordinadora del programa de Igualdad Educativa de la ACIJ, Nuria Becú, apunta contra el "Estado perverso": "Los chicos pobres están hoy mucho peor que los sectores más pudientes con respecto al acceso a la educación y a las condiciones de estudio. Esta realidad injusta pone en evidencia la falla de promesa de la educación como herramienta igualadora”
El presupuesto destinado a obras de infraestructura escolar no deja lugar a dudas acerca de la intervención de los distintos gobiernos porteños para ampliar la brecha social.
Hasta 2006 (después se dejó de procesar los datos) la Ciudad gastó 232.166 pesos por obra en el sur, y 505.821 en el norte. El extremo de este abandono ocurrió en los barrios más difíciles: Villa Riachuelo, Soldati, Lugano. Según ACIJ, en seis años los gobiernos porteños sólo gastaron en mantener todas sus escuelas un millón de pesos. En 2005 y 2006, ni un céntimo.
Para el director del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, Agustín Salvia, "impresiona ver cómo la escuela termina funcionando como un espacio de reproducción de la desigualdad: los chicos pobres reciben una educación pobre. Al revés de lo que debería ocurrir."
La lógica del poder intenta imponer la idea de lo inmodificable de esta situación, y desde la desidia, milita para la resignación.
Tercer milenio, olvido al sur... Un patio cubierto que sirve para hacer gimnasia y a la vez funciona como comedor, paredes que apilan tablones y bancos rotos. No hay estufas suficientes, ni ventiladores. Faltan vidrios y puertas en los baños. En algunas zonas los sistemas cloacales están colapsados y cuando llueven dos gotas se inunda toda la escuela.
Tercer milenio, olvido al sur... Pibes y maestros acorralados por el desprecio.
Podríamos afirmar que en las escuelas de la capital de las desigualdades, el abandono tiene asistencia perfecta.

Fuente de datos:
Diario Clarín 14-06-09

Edición: 1546


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