La hoguera

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Por Néstor Sappietro

(APe).- Ésta, bien podría ser una noticia de otro siglo...
Dos hermanitos de 7 y 11 años murieron al arder una casa. Fue en Río Primero, Córdoba. El siniestro se inició por una vela. Se salvaron los padres y sus otros seis hijos.
La tragedia sucedió a la madrugada, dice la crónica.

A traición, como suele hincar la muerte sus dientes voraces en el cuerpo de la pobreza.
A traición, porque la familia estaba durmiendo.
A traición, porque no tuvieron tiempo para nada...
Una vela quedó encendida sobre una mesa en una de las dos habitaciones que tenía la casa. La vela cayó y tomó contacto con un colchón lo que hizo que las llamas se extendieran por todos los rincones.
Los ocho integrantes de la familia vivían en una precaria vivienda ubicada en las afueras de la ciudad. La casa, de dos por ocho metros, carecía de luz y agua... En apenas unos segundos el lugar se transformó en una trampa mortal de fuego y humo. La pareja sólo pudo rescatar a seis de sus ocho hijos (el mayor tiene 16 años y la más chica es una beba de apenas 8 meses).
El abuelo de los niños y un tío que viven a pocos metros corrieron a la casa para ayudar. Pese a los desesperados intentos, nadie pudo hacer nada por los pequeños Nahuel y Mariano que quedaron en una de las piezas. También murieron calcinados un perro y un cabrito.
“Fue una cosa tremenda. De pronto se inició el incendio y en un ratito la casa quedó llena de fuego. Cuando quisimos sacar a los chicos de las cuchetitas, no se podía”, contó el abuelo de las criaturas, con la impotencia incrustada en cada una de sus palabras.
La carencia de todo hacía una manifestación en cada intento por salvar a los pibes.
Desde tratar de apagar las llamas con tierra y trapos por la ausencia de agua, hasta la desesperación del padre que tuvo que salir en bicicleta para buscar ayuda...
Pedaleó varios kilómetros para llegar a la sede policial de Río Primero desde donde se alertó al cuartel de Bomberos Voluntarios. Cuando llegaron al lugar donde estaba la vivienda, ya no quedaba nada por hacer. Los chicos murieron dentro de la casa.
La tragedia sucedió, otra vez, en las entrañas de la pobreza.
El fuego arrasando la vida de los que menos tienen.
Un pibe de 7 años y otro de 11 sin la mínima chance de pelearla.
Como maderos en la hoguera de todas las ausencias...
Una familia de ocho integrantes, en un espacio de dos metros por ocho, sin agua ni luz. El intento desesperado de apagar el fuego con tierra y trapos, lejos de cualquier posible ayuda...
¿Estará bien llamarlo tragedia?
Tanta vida precaria, tanta soledad, tanto desamparo...
Nuestros pibes ardiendo en la desidia, caminando por la cornisa de la vida, y nosotros hablando de tragedia y maldiciendo a la vela que vino a caerse sobre el colchón...
Tragedia suena a inevitable, suena a accidente, a fatalidad... No es este el caso.
Ésta, bien podría ser una crónica de otro siglo...
En este milenio, sencillamente, habrá que decir que dos pibes, en la provincia de Córdoba, se nos murieron de soledad.

Fuente de datos:
Diario La Voz del Interior - Córdoba 27-04-09

Edición: 1500


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