Dignidad cordobesa

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Por Carlos del Frade 

(APe).- Córdoba, la ciudad que parió la reforma universitaria de 1918, aquella que produjo el cimbronazo obrero estudiantil de mayo de 1969 y fenómenos populares extraordinarios como su fútbol y el cuarteto, tiene hoy una nueva muestra de dignidad.
Que como la mayoría de ellas -las muestras de dignidad- vienen de abajo, allí donde se juntan el amor y el dolor y la resistencia.

Barrio Ituzaingó, geografía marcada por la impunidad de algunos factores del poder y la riqueza.
“Hay casos de jóvenes de 18 a 25 años con tumores en la cabeza. Chicos de 22 y 23 años que ya han muerto. Hay más de trece casos de leucemia en niños y jóvenes”, describen las Madres de Ituzaingó. “En todas las cuadras hay mujeres con pañuelos en la cabeza, por la quimioterapia, y niños con barbijo, por la leucemia”, lamenta Sofía, una de las vecinas.
Postal de angustia pero también de urgencia.
Y desde ambas, de la angustia y la urgencia, surgió la lucha por prohibir la fumigación con agrotóxicos.
La información dice: “Fumigar en áreas urbanas viola disposiciones de la Ley Provincial de Agroquímicos y constituye un delito penal de contaminación ambiental, que se pena con hasta diez años de prisión”, explicó el fiscal de Instrucción del Distrito III, Carlos Matheu, que determinó la figura penal de “contaminación dolosa del medio ambiente de manera peligrosa para la salud”.
“La medida, que podría sentar precedente para decenas de denuncias de todo el país, impide utilizar agrotóxicos a menos de 500 metros de zonas urbanas y, si las fumigaciones son aéreas, la distancia mínima deberá ser de 1500 metros. El fallo focaliza en dos agroquímicos: endosulfán y glifosato. El endosulfán es un fuerte insecticida utilizado para el control de plagas en algodón, tabaco, sorgo y soja, entre otros. Entre sus principales comercializadoras se encuentra la empresa Agrosoluciones, unidad dedicada al agro de la multinacional química Dupont. Las compañías agroquímicas no mencionan sus efectos sobre la salud, a pesar de que la Red de Acción sobre Plaguicidas (PAN) –integrada por 600 organizaciones de 90 países– afirma que 'los efectos del endosulfán incluyen deformidades congénitas, desórdenes hormonales, parálisis cerebral, epilepsia, cáncer y problemas de la piel, vista, oído y vías respiratorias'”, explicaron los medios de comunicación regionales y nacionales.
Una medida judicial que fue el resultado de más de una década de lucha de parte de las llamadas Madres de Ituzaingó.
Una pelea basada en el amor y el profundo dolor de lo que significa la multiplicación de casos de cáncer como consecuencia del vandalismo de los agrotóxicos.
Para ellas, para las Madres de Ituzaingó, este fallo judicial (realizado el 30 de diciembre último) llegó “cuando ya todo el barrio está envenenado”, pero se entusiasman al pensar que puede sentar precedente: 'Son cientos los pueblos que padecen los efectos tóxicos de los agroquímicos sojeros. Es hora de que la Justicia comience a actuar'”, remarcaron las luchadoras en clave de geografía nacional.
De tal manera, la Docta suma una nueva postal de dignidad, la parida por las Madres de Ituzaingó.

Fuente de datos:
Diario Página/12 12-01-09

Edición: 1423


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