Como una cicatriz

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Por Néstor Sappietro 

(APe).- Cuando llegan los números de la desnutrición. Cuando uno tiene delante de los ojos la descripción que hacen los especialistas acerca de todos los escollos que perseguirán a los pibes desnutridos durante su vida; junto a la bronca y la impotencia, siempre me viene a la memoria una vieja canción de mi amigo Mario, un tipo que llevaba encima una mezcla rara de poeta y genio en informática, que vaya a saber por qué lugar del planeta andará con sus novelas, sus poemas y sus programas de computación.

 

Aquella canción, que hablaba de los pibes sin comida, se preguntaba: ¿Qué hubieran sido de haber nacido en otra realidad?... Tal vez un Mozart, un Einstein, un Picasso, arriesgaba Mario...

“La desnutrición infantil es la condena que les impone la sociedad a los niños al limitar su derecho de ser todo aquello que hubieran podido ser”.
Esta afirmación fue realizada por el doctor Esteban Carmuega en una conferencia brindada desde el Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (Cesni) y viene acompañada por datos que estremecen el alma.

La Argentina es uno de los pocos países por debajo del ecuador que puede exportar alimentos y energía. La disponibilidad promedio de energía es de 3200 kilocalorías diarias. Sin embargo, las estimaciones indican que uno de cada tres menores de dos años padece deficiencia de hierro, es decir, anemia.
"El 7% de los bebes nace con bajo peso”, dijo Carmuega, y agregó, “esto quedará grabado como una cicatriz con consecuencias sobre la salud futura de esos individuos”.

Como una cicatriz, de esas que te acompañan toda la vida.
Una cicatriz que nada puede borrar.
Las cifras vuelven una y otra vez a la canción de mi amigo Mario...
¿Qué hubieran sido de haber nacido en otra realidad?

El especialista señaló que cada año nacen 50 mil niños con bajo peso y alrededor de 174 mil con un peso que la organización Mundial de la Salud (OMS) considera insuficiente.
Nacer con un peso inadecuado implica no sólo perder masa corporal (alrededor de 5 cm de altura final, 5 kg de fuerza en las manos, 5 puntos menos en el cociente intelectual promedio), sino también perder la flexibilidad de adaptación de nuestro metabolismo, lo que nos expone a un riesgo 50% mayor de padecer enfermedades crónicas en la vida adulta, las mismas que hoy representan una pesada carga para nuestros desbordados sistemas de salud (diabetes, enfermedad cerebrovascular, hipertensión, enfermedad cardiovascular).
Una lamentable estadística muestra que mientras en la Argentina uno de cada tres lactantes es anémico, en Chile esto ocurre en aproximadamente uno de cada veinte chicos.

“Hambre y desnutrición no son sinónimos y es riesgoso confundirlos, porque puede conducir a pensar que la desnutrición se resuelve con más comida”, señaló el doctor Carmuega durante la conferencia, y además, marcó algunas pautas del camino que se debiera seguir: “La desnutrición se resuelve comprendiendo las necesidades particulares de cada etapa del ciclo vital, estimulando prácticas de crianza que promuevan un mejor crecimiento y desarrollo, asegurando una alimentación adecuada para mujeres en edad fértil, embarazadas, nodrizas y niños”.

Miles de pibes nacen cada día con la cicatriz del bajo peso grabada en sus huesos.
¿Qué hubieran sido de haber nacido en otra realidad?
¿Mozart, Einstein, Picasso...?, se preguntaba la canción de mi amigo Mario...
Esas presunciones, quizás, no sean más que un melancólico interrogante.
Lo que sí podemos afirmar con todas las certezas es que esos pibes, bien nutridos, no llevarían la cicatriz absurda de un futuro apuñalado mucho antes de nacer.

Fuente de datos: Diarios Misiones Online, Misiones y Diario Hoy, La Plata 02/12/09

Edición: 1654


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