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Por Oscar Taffetani
(APe).- Ha sido un triunfo del Cuarto Poder (así le decimos todavía hoy a la prensa y los medios de masas) lograr que su agenda se haya convertido en agenda de la dirigencia política.
Los gobernantes -aún los opositores- hablan de lo que hablan los diarios, dicen lo que los diarios esperan que digan y siguen a pie juntillas un calendario de temas y efemérides que son dictadas desde otro lugar: hoy debatimos el hambre; mañana toca dictadura militar; el domingo, seguridad; el martes, desempleo...
Por eso no tiene que asombrar que el gobierno del Chaco se haya olvidado del gravísimo cargo de genocidio que el Ombudsman le hizo a mediados del año pasado, de la intimación de la Corte Suprema y del estado de esas comunidades originarias que poco a poco van siendo excluidas y exterminadas, no ya por la trilogía Remington-Telégrafo-Ferrocarril (que hizo estragos a principios del siglo XX) sino por la nueva trinidad Soja-Marketing-Planificación global.
No tiene que asombrar que el gobierno de Jorge Capitanich se haya olvidado de esas etnias originarias que se van perdiendo y disolviendo, por negligencia del gobierno, en la provincia del Chaco.
Ni debe sorprender que un gobernador llame a conferencia de prensa para “destacar la solvencia” del Nuevo Banco del Chaco (aunque podríamos preguntar por qué tuvieron que fundar un nuevo banco provincial).
O que ese gobernador, Capitanich, esté apoyando bajo cuerda la candidatura de Sergio Paszko a la intendencia de La Tigra (las encuestas dicen que Paszko podría perder en su distrito, lo que sería un mal antecedente para las generales de octubre).
Sin embargo, la agenda de este gobernante no es muy diferente de la agenda de la oposición. Todos están pensando en los comicios de octubre y en cómo mejorar sus posiciones para el cotejo de 2011.
Qué podrán importarles, entonces, unos pocos bebés que se mueran de hambre o de pobreza en Villa Río Bermejito, en Castelli, en El Impenetrable. Y qué podrán importarles los padres de esos bebés, iletrados y no-empadronados que apenas si votan, cuantitativamente irrelevantes.
Últimos reportes del hambre
“Continua y sistemáticamente mueren los indígenas recién nacidos en la zona roja de El Impenetrable”, dice un reporte del Centro Nelson Mandela. “A las muertes de los bebés de las madres tobas Estefanía Flores y Cinthia Cabrera, que se produjeron a mediados de diciembre pasado en Villa Río Bermejito, durante lo que va de enero se sumaron dos nuevos fallecimientos de bebés...”
Deshidratación y anemia son los cuadros más comunes, a veces complicados con la coqueluche (tos convulsa) o con alguna otra peste de ésas que la humanidad creyó que había dejado atrás en el siglo XX.
Tan grave como la enfermedad -un azote reiterado y estructural- es la insuficiencia de medios de prevención y cura. Tan grave como la enfermedad es la mala praxis (mala praxis médica, mala praxis gubernamental) que impide sacar a un bebé o a un adulto de un cuadro crítico.
“Luis Cuéllar duró en este mundo -continúa el reporte- 22 meses. A comienzos del mes de enero fue atendido en el puesto sanitario de Bermejito. Estaba gravemente deshidratado. No lo compensaron ‘por falta de vía’; esta cerril expresión médica significó que no fue hidratado porque, en última instancia, no existe en el puesto sanitario nadie que realice prácticas endovenosas...”
“El gobierno provincial -leemos en otro reporte- inauguró con bombos y platillos el puesto sanitario del paraje El Canal. También inauguró el galpón El Refugio (...) ninguno de los dos edificios fueron habilitados; o sea que, a pesar de las inauguraciones publicitadas, no funcionan...”
Así las cosas, siguen las muertes evitables en las comunidades originarias del Chaco argentino. O sea: continúa el genocidio; aunque no lo veamos en la tapa de los diarios; aunque un conductor de televisión, en este agobiante verano, nos distraiga con un chiste o con una tanda comercial.
La vida, sus anónimos artistas
En El formalismo en la ética y la ética material de los valores, el pensador judeo-alemán Max Scheler ofrecía un sencillo ejemplo, tomado de la literatura, de lo que llamaba las preferencias axiológicas (es decir, las opciones que un ser humano toma a priori, antes de meditar o de formarse un juicio de valor).
El ejemplo era sencillo: en un edificio en llamas hay que optar por rescatar una pintura muy famosa, que podría quemarse, o salvar a un niño. ¿Usted qué haría?
Nos viene a la memoria el a priori axiológico de Max Scheler, filósofo empeñado en construir una ética objetiva, que superara la indeterminación de la fórmula kantiana.
Nos viene a la memoria porque vemos -valga la extrapolación- que el gobierno del Chaco, como muchos otros, instintivamente elige salvar la pintura famosa (es decir, las encuestas, las elecciones, su propia vanidad) y no al niño, que corre el riesgo de perecer (y que de hecho, perece).
Ese niño -además- aunque no tenga nombre ni DNI, es un exponente, un delegado nato, de los originarios habitantes de este suelo. Es una obra de arte concebida por sus padres, hildalgos y anónimos artistas de El Impenetrable, provincia del Chaco, que merecen un mejor destino bajo este cielo, y en este suelo.
Edición: 1441
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