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Por Carlos del Frade
(APE).- El regalo de Herodes llegó antes que los reyes en la mañana del 5 de enero pasado en Puerto Vilelas, provincia del Chaco. No hubo tiempo para los zapatitos ni para el agua destinada a los camellos. Pero tampoco hubo tiempo ni paciencia para los chicos que ocupaban viviendas del llamado Fondo Nacional de la Vivienda desde que el 16 de diciembre una tormenta les convirtiera las chapas que simulaban ser casas en simples papeles arrebatados por el viento que superó los cien kilómetros por hora.
El día de los reyes magos, las doscientas familias varias veces saqueadas en su historia, sabían que las iban a desalojar. Lo que no podían prever era la saña contra ellas. Contra los chicos, los abuelos, los discapacitados.
-Vinimos acá porque nuestros ranchos se rompieron todos con la tormenta de la vez pasada y queríamos arreglar la situación legalmente, pero nos hacen esto; nos trataron como a animales- denunció Juana Gómez, una madre de siete hijos cuyas pocas pertenencias fueron arrojadas a la calle por la policía como las de los otros desalojados.
El lenguaje oficial es curioso hasta la perversidad: el desalojo fue ordenado por un juez de garantías. ¿Qué garantiza el señor juez si no puede proteger la salud y la integridad de chicos, mujeres y abuelos?
Hubo heridos de balas, detenidos, contusos, apaleados, arrastrados, pisoteados y toda una delicada exhibición de la prepotencia policial tan añeja que caracteriza la policía chaqueña, la misma que hizo posible la Masacre de Margarita Belén, en diciembre de 1976.
Pero no solamente la historia atraviesa a las fuerzas del orden que garantizan los privilegios de los pocos, sino también la geografía chaqueña está cincelada por los avatares de los intereses económicos que se impusieron hace rato, en la provincia y el país.
En Puerto Vilelas se sufrieron las inundaciones de 1992 como consecuencia de las obras hídricas prometidas, pagadas y mal terminadas, efecto de la corrupción y la traición a los sectores populares.
Pero antes del agua, los habitantes de Vilelas, padres de estas familias hoy desalojadas como si se trataran de alimañas del impenetrable, fueron desocupados al ser despedidos por la empresa Tamet y los algodonares que suplantaron la mano de obra por maquinaria importada.
Y tanto las obras para las inundaciones, como las indemnizaciones para los excluidos y las inversiones en bienes de capital para las empresas del oro blanco surgió del banco provincial que, después de algunos años, terminó cerrado por efecto de tanto robo a favor de algunos y en contra de las familias habitantes de Vilelas.
Esa crónica de las apaleadas contra los empobrecidos de Vilelas fue tenida en cuenta por los que desalojaron durante el día de reyes. Si siempre fueron castigados, por qué ahora sería diferente.
Por eso el juez de garantías, Héctor Geijo, ordenó una nueva exclusión sobre los cuerpos ya generacionalmente castigados de los habitantes de Vilelas. Y esa fue su garantía: garantizó que la justicia castigaría a los mismos de siempre, a los saqueados de siempre.
No importan las razones de humanidad. Importa garantizar los intereses del orden a través de los defensores del orden. Y vaya si cumplieron los integrantes de la Caballería, Infantería y Comando de Operaciones Especiales de la policía chaqueña, dependiente del gobierno de Roy Nikisch. La misma administración que declaró el día de la Masacre de Margarita Belén, el 13 de diciembre, como día de la memoria provincial y de los derechos humanos. Ahora, ese mismo gobierno, dice que “la usurpación no es el método para acceder a una vivienda”. Claro que no, pero entonces, ¿es legítimo perseguir, tirotear, apalear y detener a los empobrecidos que ya no tienen vivienda? ¿En qué derecho humano figura esa curiosa interpretación de la conciencia política?
Germán Pomar, fotógrafo del diario “Norte”, recibió una muestra de los derechos humanos del gobierno chaqueño: doce perdigones en una pierna. La garantía que otorgó el juez de garantías, Héctor Geijo. El juez que garantizó que se repitiera el castigo histórico contra los saqueados de Puerto Vilelas, geografía de la provincia del Chaco.
Fuente de datos: Diarios Clarín y Página/12 06-01-06
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