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Por Carlos del Frade
(APE).- Los duendes del Paraná están indignados. Ellos saben que los primeros pobladores de estas tierras, las naciones guaraníes, le pusieron ese nombre que significa pariente del mar. Cientos de kilómetros del Paraná bañan uno de los costados de la provincia de Santa Fe.
En su curso desembocan decenas de ríos, riachos y lagunas.
El agua está presente en todo el territorio santafesino.
Hasta por exageración: las inundaciones de 2003 mostraron el fenomenal caudal que recorre el interior de la provincia hasta desembocar en el pariente del mar, en el Paraná.
Cuando llegaron los franceses a fines de 1995, en ocasión de la privatización de la ex Dirección Provincial de Obras Sanitarias, los europeos quedaron boquiabiertos por las dimensiones del río. No lo podían creer. Semejante fuente de riqueza, semejante cantidad de agua dulce en un planeta que cada día tiene menos por efecto de contaminaciones varias y negocios superiores.
Fue la administración del ahora senador Carlos Reutemann la que entregó el negocio de la potabilización del agua y del servicio de cloacas en quince ciudades del territorio provincial a la firma Aguas de Lions y Suez.
Diez años después, la empresa se va y el saldo es la marca del negocio que se hizo con el agua de todos.
Aumentaron sus servicios, nunca cumplieron con los programas de obras en las principales ciudades de la provincia, jamás atendieron las necesidades ambientales de los cursos hídricos, ni respetaron el programa de propiedad participada que destinaba el diez por ciento de las acciones y las ganancias a los trabajadores de la ex empresa estatal y hasta silenciaron voces opositoras a través de la siempre jugosa pauta publicitaria que vertía sobre los grandes medios electrónicos de comunicación que, dicho sea de paso, siempre se mostraron condescendientes con los intereses de la empresa.
Cuando la conciencia política de los argentinos produjo el cimbronazo democrático de diciembre de 2001, en Santa Fe nació una de las experiencias más luminosas de participación ciudadana, la Asamblea Provincial por el Derecho al Agua.
En menos de un año, la Asamblea, sin difusión alguna por los grandes medios de comunicación, convocó a un plebiscito para solicitar la rescisión del contrato con la empresa por incumplimiento de todos los puntos del contrato de fines de 1995.
Más de un cuarto de millón de santafesinos participaron de la consulta aunque no hubo difusión alguna en los grandes medios.
Desde entonces, la realidad empezó a ser modificada desde abajo, desde el pueblo santafesino saqueado en su más elemental recurso como el agua.
A partir del año 2003, los integrantes de la Asamblea comenzaron a ser recibidos en los grandes medios de comunicación y las escasas voces opositoras fueron tenidas en cuenta.
La empresa se había llevado mucho dinero a cambio de nada. Con la absoluta complicidad de los gobernantes de turno.
Y el resultado acaba de ser blanqueado por el propio Ministerio de Asuntos Hídricos de la provincia de Santa Fe.
Un 28 por ciento de localidades santafesinas no tiene servicio de agua potable y un 81 por ciento carece de servicios cloacales.
Son 104 comunas que no cuentan con red de agua y 295 que no saben qué significa un desagüe cloacal.
Tampoco hay buena calidad en las ciudades y comunas que tienen el privilegio de contar con agua potable y cloacas, dicen los periodistas que accedieron al informe producido por la cartera de asuntos hídricos de la provincia.
Una verdadera estafa que duró una década.
Por eso los duendes del Paraná están indignados.
El agua, presente en la mayor parte de la geografía santafesina, continúa siendo una ausencia significativa en la vida cotidiana de miles de habitantes en la segunda provincia argentina.
Pero los negociados de los franceses solamente fueron posibles gracias a la complicidad de los dirigentes santafesinos. Como dicen en los barrios, la culpa no es del chancho...
Fuente de datos: Diario El Cronista Regional 10-06-05
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