Aulas de segunda

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Por Sandra Russo

(APE).- Fernando Yapura tiene 8 años. Debajo del guardapolvos tiene puestos tres buzos, un pulóver y una campera. Es que el frío es tan intenso que pincha la piel. Fernando es uno de los 50 chicos de tercer grado B y C de la escuela primaria “Bandera Argentina” del barrio de Retiro, en la Capital Federal, que no están estudiando en un aula, sino adentro de un container. Así como se lee: adentro de un container.

 

La escuela está ubicada en Paseo Estados Unidos de Brasil y Antártida Argentina, entre la terminal de ómnibus y los tribunales de Comodoro Py. ¿Hace falta aclarar que la mayoría de sus 500 alumnos viven en la Villa 31? ¿Es posible imaginar otra población escolar porteña a la que, por reformas edilicias, le asignen un container como aula?

La reforma empezó a principios de agosto, al término de las vacaciones de invierno. Fue entonces que los 49 chicos de los dos terceros grados debieron acomodarse en dos containers: son cuadrados de cinco metros por cinco, y están construidos de chapa. El interior fue revestido con corlok. Alrededor hay diez baños químicos que usan los chicos. Pero eso antes tampoco era mejor. Antes de la reforma, los 500 alumnos debían usar los baños de la escuela secundaria N° 6 Carlos Mujica, que funciona en el mismo edificio. “Desde hace mucho veníamos pidiendo que nos construyeran baños aparte, para que nenes de 6 años no tuvieran que ir al mismo que un adolescente de 17 o 18 años”, dice la directora Elena Schwartzer. “Cuando volvimos de las vacaciones, nos encontramos con que habían puesto una puerta para dividir los establecimientos. Los sanitarios y las dos aulas de tercer grado quedaron del lado de la secundaria”.

Los containers están en el patio. Cuando los chicos de otro grado tienen educación física, los pelotazos retumban en las paredes metálicas detrás de las cuales los nenes de los terceros intentan concentrarse, pese al frío que no pueden mitigar ni con la pila de ropa que llevan puesta.

El Defensor Adjunto del Pueblo Gustavo Lesbegueris tomó cartas en este asunto insólito. Dirigió sus reclamos a la Secretaría de Educación porteña. “Pareciera que hay establecimientos de primera y establecimientos de segunda. Hay algunos que hace tres años que dictan clases en containers. Todos están en zonas pobres, como la escuela 12 de Barracas, que atiende a chicos de la Villa 21-24, la 22 del Bajo Flores y el Centro de Formación Profesional de Mataderos”, precisó.

Los containers de la escuela de Retiro continuarán allí al menos hasta diciembre. Recién en el verano comenzarán las obras para construir nuevas aulas y baños. Los padres se han empezado a movilizar, han empezado a protestar. Pero las instituciones, con su sordera, parecen contestarles que un container es bastante para gente como ellos.

Fuente de datos: Diario Clarín 19-08-05


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