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(APe).- La tercer jornada de la marcha estuvo teñida de mucho calor. La Marcha por la Vida llegó a La Rioja y el pueblo acompañó masivamente desde el Portal de San Nicolás, que se vistió de alegría para ser anfitrión de los niños y educadores que desde el lunes 20 de junio caminan por la Argentina.
La columna de los niños -que marchan construyendo futuro- alegraba los ojos. Mucha gente, como Pimpollos de Nuestro Pueblo (organización referente del Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo en la provincia), el legendario Padre Enrri Praolini de la Parroquia de la Resurrección, la Cooperativa de Trabajadores de Chamical -ex Gatic- y los trabajadores docentes que dejaron sus actividades para acompañar -todos- la marcha de los pibes.
En la Plaza 25 de Mayo, Juan, un pequeño marchante, recordó a Monseñor Enrique Angelelli y expresó: “Las tierras las tienen unos pocos, y así mueren muchos chicos. No se pueden morir chicos. Somos humanos, queremos vivir.”
En el acto, las muestras de cariño del pueblo riojano fueron generosas: “Detrás de cada pibe en la calle, hay un padre desocupado” decía una bandera.
El almuerzo tuvo lugar en la Escuela Nº 496, y la ternura de la mesa retenía la marcha. Una mujer nos decía “gracias por prestarnos sus piernas para marchar”.
Pero ya partíamos hacia Patquía, en el departamento de Independencia. Allí, una pequeña, muy pequeña, contando y contando la historia de su pueblo, le ponía palabras a unas cuantas casas. “Les quiero contar que Patquía significa cruce de caminos, y en este lugar se cruzaron los nuestros. Donde se cruzan nuestras ilusiones, donde se cruzan nuestros sueños y nuestras luchas por un país para todos”, dijo Nadia. Y las ganas de seguir volvieron a empujar.
Y volvimos al camino. La ciudad de Chamical nos esperaba a 140 kilómetros de la ciudad capital: marcha, música, regalos, cartas, abrigo y mantas para el buen sueño.
Mañana nos espera Cruz del Eje a las 11 de la mañana, y Capilla del Monte al mediodía, en la provincia de Córdoba. Marcha y acto a las 16 horas en la Plaza Colón de la capital cordobesa.
Sí, el HAMBRE ES UN CRIMEN.
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