Los números y la doble inversión del cristianismo

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Por Carlos del Frade

(APE).- Habrá que revisar la doctrina social cristiana. La historia del dinero en la Argentina del tercer milenio produce una doble inversión en ciertos conceptos existenciales derivados de los evangelios. La economía argentina ha hecho una opción preferencial por los pobres. Los multiplica, los hace crecer. Así lo dicen los números.

 

Hay 568.207 indigentes más en marzo de 2005 en relación al segundo semestre de 2004.

Un total de 6.396.296 personas que logran sobrevivir a fuerza de ingenio desmesurado.

Que no alcanzan a empatar lo que sale la denominada canasta básica alimentaria.

Y en el mismo período analizado, los pobres que no alcanzan a cubrir el precio de la llamada canasta básica total sumaron 941.140 personas más. Un universo de 16.560.421 personas pobres en el país del trigo, la leche y la carne.

Esas son las cifras que se desprenden del informe “Los nuevos pobres e indigentes que arroja la inflación”, realizado por Ana Rameri y Tomás Raffo, con la coordinación de Claudio Lozano.

Y aunque aumentaron los salarios un 5,8 por ciento entre marzo de 2005 y diciembre de 2004 en el nivel general, “para los trabajadores no registrados dicho índice apenas varió un 0,4 por ciento, es decir que prácticamente no varió por lo que no resulta inapropiado suponer constante los ingresos para la población afectada por los dramas de la pobreza y la indigencia”, sostienen los investigadores con rigurosa claridad.

La conclusión es simple.

Más indigentes y más pobres como consecuencia de la inflación.

De los precios que se disparan hacia arriba como consecuencia de las medidas que toman los oligopolios que controlan y forman los valores de los productos que ponen en las bateas de los supermercados o en los costos de servicios, ropas y otros elementos indispensables para la vida.

En la Argentina hay una opción preferencial para multiplicar la pobreza y la indigencia porque sigue invicta la concentración de riquezas en pocas manos.

La cínica inversión del compromiso asumido por las distintas e históricas conferencias episcopales latinoamericanas.

Aquellas que desde finales de los años cincuenta eligieron discutir sobre la necesaria mortalidad del hambre antes que discutir sobre la inmortalidad del alma.

En el país que hiciera del derecho laboral uno de sus mejores documentos de identidad ante las naciones de todo el mundo, hoy la historia marca el ocaso de aquella realidad y su postergación al grado de leyenda, de crónicas lejanas.

En la Argentina del tercer milenio se hizo posible el contra milagro de lo anunciado por Cristo: aquí es más fácil que un rico ingrese al reino de los cielos privatizados de la economía cotidiana que un camello pase por el ojo de una aguja.

Habrá entonces que repetir lo del profeta Isaías, aquel que en el siglo ocho antes de Cristo, decía que el reino de los cielos es ese lugar en donde un hombre vivirá en la casa construida por sus manos y no morarán otros en su sitio; el reino de los cielos será aquel lugar en que todos los niños sean felices y no unos pocos; el reino de los cielos será ese lugar en que los ancianos no morirán antes de tiempo.

Porque el cielo de la vida cotidiana de los argentinos, según los números, está habitado por muy pocos.

Y la distancia entre los que están en el sótano de la realidad y los que moran en ese firmamento privatizado es de nada menos que 33 veces.

Distancia obscena que parece borrar la dramática y a la vez maravillosa historia de luchas de un pueblo que siempre quiso vivir en justicia para ver coronada en la existencia diaria a la noble igualdad como profetiza su himno libertario.

Llegará un tiempo en que la dignidad vuelva a poner las cosas en su lugar y que estos números de la impudicia dejen su lugar a las cifras que permitan suponer que el reino de los cielos, efectivamente, sea el lugar en donde todos los chicos sean felices.

Mientras tanto, esos números de la doble inversión de las viejas enseñanzas cristianas, invitan a la rebeldía, al encuentro, a la esperanza que se viste de lucha en democracia.

Fuente de datos: Instituto de Estudios y Formación de la Central de Trabajadores Argentinos (IDEF-CTA) Abril 2005


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