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Por Alberto Morlachetti
(APE).- Tengo una cierta tristeza. El hombre es más sensible al medio -a las cosas que pasan- que lo que le gusta admitir. La piel que nos protege del aire, de la temperatura, y de la belleza de las rosas resulta más tenue de lo que imaginamos. La ciencia -que todo lo explica- no termina por aclarar nada cuando el ánimo se despoja de las hojas más verdes. Recurre a las matemáticas: índice de hormonas, ciertos químicos que navegan en nuestra sangre para disculpar la tristeza como dice Manuel Ruiz.
Las esquinas de este país los miran con ojos de no quererlos y ellos se ponen a cantar con cierta distracción de nosotros: los pibes se van al olvido de a pedazos. Trece adolescentes, tuvieron que ser internados el 16 de diciembre -en el Hospital Alejandro Korn- al presentar síntomas de sobredosis con psicofármacos.
Los chicos presentaban un cuadro preocupante por ingesta de medicamentos que nunca debieron estar ahí: El Haloperidol, que es un poderoso antipsicótico y el Diazepam, que es la droga base del Valium. Los niños estaban alojados -por disposición judicial- en el complejo Villa Nueva Esperanza ubicado en 520 y 228 de Abasto (Partido de La Plata). En ese predio se encuentran el Instituto Legarra y el Centro de Orientación y Producción Agropecuaria (COPA), pertenecientes al Estado Provincial. Mientras tanto la madre de un adolescente de 15 años, que estaba internado en el Legarra, denunció en la ciudad de Pergamino, que a su hijo le daban psicofármacos. Los niños pobres son apenas retazos de los días que pasan.
Si bien todos pudieron ser compensados en el hospital y fueron dados de alta, el caso generó consternación y motiva una investigación penal. Aunque todos sepamos -desde hace tiempo- que a los niños en los Institutos y en las llamadas Comunidades Terapéuticas, se les da un conjunto de medicamentos llamado chaleco químico. Una manera de dormir los sueños, de cerrar los párpados a la intensidad de la vida. Sofisticación brutal de la violencia, pero todos parecemos no verlos aunque estemos en esa lágrima que inventa un perfecto vacío adentro de uno.
Fuente de datos: Diarios El Día - La Plata 18-12-04 y Clarín 17-12-04
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