Capitalismo en serio

Por Alberto Morlachetti

(APE).- Había que defender la tierra, como se defiende un hijo -contaba el abuelo Antonio- quien supo poner su utopía en el ojo de una escopeta, allá por el 12, cuando el Grito de Alcorta. Con esa consigna tan sencilla: la tierra es para quien la trabaja, el abuelo dejaba caer sus recuerdos lentamente en mis escuchas de niño, debajo de la luna clara, mientras el mate le andaba acariciando sus manos ya hermosamente ancianas.

A veces cuando la tristeza busca refugio en uno, estar de pie y entero no es sencillo. Resucito -de alguna manera- encendiendo la memoria del abuelo, y con él, la migración hacia un destino de belleza. Tomo aliento, suprimo la frontera entre utopía y realidad y recobra sentido poner mi nombre al viento.

La idea de la infinita perfectibilidad humana, del progreso, esa idea de tiempos mejores hacia adelante, fue abolida por el desplazamiento imprevisible de la historia hacia lugares donde nuestra convivencia humana se convirtió en un hecho hostil.

"El 48% de la población de la ciudad vive con subsidios para desocupados y son familias numerosas. En 25 años, nunca vi tanta pobreza", confesó Delia Blanco, secretaria de Promoción Comunitaria de la Municipalidad de Santa Fe. La ciudad del país donde más creció la pobreza infantil en los últimos seis meses: 13 puntos, según el informe del Instituto de Estadística y Censos (Indec) que se conoció hace unos días. Donde los niños pobres miran desde su vida dura, desde su muerte sola.

En el segundo semestre de 2003 había en el aglomerado Santa Fe-Santo Tomé 124.000 menores de 14 años: el 51,7% en hogares pobres y el 29,6% en indigentes. En el primer semestre de 2004, hay 110.000 niños de la misma edad: 65,5% pobres y el 34,1% indigentes. La pobreza aumentó: 13,8%; la indigencia: 4,5%. El dolor es el único vínculo con la vida y se convierte en la última forma de amar.

Los niños hambrientos se trepan al palo mayor de su alma y gritan por el corazón del trigo. El eco sólo les da a beber rencor entre sus manos. Rodolfo Walsh decía que un intelectual que no comprende lo que pasa en su tiempo y en su país es una contradicción andante y el que comprendiendo no actúa tendrá lugar en la antología del llanto pero no en la historia viva de su tierra.

Fuente de datos: Agencia Tercer Mundo Online 27-11-04