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Por Sandra Russo

(APE).- La ecuación es simple. Según los propios datos del Indec, en un universo total de 13.680.000 personas ocupadas, la mitad no alcanza a cubrir la canasta de alimentos que los rescataría de la pobreza y que se ubica en los $809. Ese 50% de trabajadores gana menos de $550 mensuales.

 

El ingreso promedio de los 13,7 millones de personas ocupadas (empleados, cuentapropistas o profesionales) es de $736, pero la mitad, es decir, más de 7 millones, percibe mensualmente $550. Son datos provenientes de la primera mitad de 2005 proyectados a todo el país y provenientes de la Encuesta Permanente de Hogares del Indec. Entre los que no llegan a cubrir con sus sueldos la canasta básica, están quienes reciben Planes Jefes de Hogar de $150 y también la enorme cantidad de trabajadores que permanecen en el sector negro de la economía y cuyos sueldos se estancan en los $500. Pero además, un segmento importante de los 3,5 millones de cuentapropistas no profesionales tiene in ingreso mensual medio de $482.

Estos datos dibujan un fenómeno que se terminó de definir en los últimos años. A la típica pobreza por desempleo del principio de la crisis, se le suma ahora esta nueva “pobreza con empleo”. Naturalmente, la inflación tiende a agravar la situación.

En rigor, el 30% de la población económicamente activa gana menos de $350, lo cual los mantiene bajo el umbral de la canasta de indigencia. Pero si a eso se le suman estos siete millones que perciben sueldos en promedio de $550, el resultado es que el 70% de las personas ocupadas no cubre con sus ingresos la canasta familiar básica de la pobreza.

El sueldo promedio de los trabajadores privados es de $985, pero la mitad de ellos gana menos de $800 mensuales; la mitad de los no registrados (trabajadores en negro, incluyendo servicio doméstico) gana menos de $400; la mitad de los empleados públicos cobra menos de $750; el ingreso promedio de los cuentapropistas no profesionales es el $482, pero la mitad gana menos de $350.

El resultado de este cuadro de situación es que las personas ocupadas de menores recursos son aquellas a las que más castiga el aumento de precios minoristas que viene registrándose.

Y la simple ecuación que permite entrever este mismo cuadro de situación es que con el 70% de la población económicamente activa por debajo de la línea de pobreza, es posible enfocar y calibrar la enorme deuda social pendiente que tiene la Argentina del superávit, cuando la riqueza que efectivamente genera el país queda encapsulada en la parte más alta de la pirámide.

Fuente de datos: Diario Clarín 11-11-05

 


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