Niñas catamarqueñas

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Por Sandra Russo

(APE).- San Fernando del Valle de Catamarca es un lugar que conoce las pisadas múltiples de una marcha de silencio. De muchas marchas de silencio. Como una reacción natural allí donde hace una década la muerte de María Soledad Morales desató una protesta impensada e imparable, que marcó a fuego la memoria colectiva, tuvo lugar otra marcha, esta vez para reclamar justicia por el crimen de la adolescente Rocío Ubilla, descubierto el 30 de octubre último.

La caminata silenciosa se realizó al mediodía alrededor de la plaza 25 de Mayo, frente a Casa de Gobierno, y finalizó con una oración ante el atrio de la catedral basílica Nuestra Señora del Valle, el espacio que entre 1990 y 1997 albergó el reclamo por el esclarecimiento del crimen de la estudiante María Soledad Morales. "Queremos justicia, es todo lo que queremos", dijo Ivana Ubilla, madre de la víctima, y anticipó que la marcha se va a repetir semanalmente hasta el esclarecimiento del crimen.

Encolumnados detrás de la madre de la víctima, decenas de jóvenes que fueron compañeros de estudios de la adolescente partieron de la esquina de la plaza 25 de Mayo para dar la vuelta al parque y detenerse en silencio frente a la Casa de Gobierno provincial. Los manifestantes, entre ellos la madre de María Soledad Morales, Ada Morales, reclamaron "Justicia por Rocío".

El crimen de Rocío, ocurrido el 24 del mes pasado, hizo sobrevolar el recuerdo de María Soledad Morales.

"Yo pensé que nunca más iba a pasar esto", manifestó Ada Morales, madre de María Soledad, que acompaña a la familia de Rocío desde que ocurrió el crimen. “Nuevamente una niña linda, hermosa, totalmente vejada. No sé por qué pasan estas cosas. No entiendo cómo hay personas tan crueles como para arrebatar la vida de esta joven”, dijo Morales.

En tanto, el juez de Garantías del caso, Marcelo Soria, confirmó la detención del policía, el único detenido y sospechoso del crimen y presunta violación de la joven, al coincidir con el análisis del fiscal Héctor Maidana sobre los elementos incriminatorios. Por el momento, Páez está acusado del delito de homicidio simple, hasta tanto se conozcan los resultados de la autopsia.

El abogado de la familia de Rocío, Víctor Pinto, dijo que "la mayoría de los elementos existentes incriminan a Páez", quien era vecino de la víctima, y reiteró que hasta tanto no se conozcan los resultados científicos y técnicos de la autopsia no se va a conocer con certeza cómo fue asesinada y si existió violación. Una cuñada del policía aportó un importante testimonio en la causa al revelar que el imputado le había pedido que dijera que estuvo en su casa cuando desapareció Rocío, aludiendo a la mañana del martes 24 de octubre.

El cuerpo de Rocío, de quince años, fue encontrado el lunes de la semana pasada en un descampado del sector sur capitalino, en las inmediaciones del barrio Santa Marta, a 600 metros del domicilio de la menor.

Según investigaciones posteriores, allí mismo habría muerto: fue hallada una gran mancha de sangre. Rocío estaba desaparecida desde seis días antes, cuando salió de su casa rumbo al Colegio Nacional, pero debió regresar porque ese día había desinfección. A su regreso habría tomado contacto con su vecino, el policía Páez, quien se habría ofrecido a llevarla en su motocicleta hasta la casa de su madrina, donde nunca llegó.

Un macabro hilo sucio de sangre y de impunidad enlaza las historias de María Soledad y de Rocío; afortunadamente, los catamarqueños saben cómo responderle al crimen. Diciendo presente, presente, presente.

Fuente de datos: Diario Los Andes - Mendoza 08-11-06

 

 


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