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Por Carlos del Frade

(APE).- Diecisiete pibas y pibes desnutridos comen más o menos seguido desde hace unos diez meses después que un sacerdote, Salvador Yaco, de la ciudad de Capitán Bermúdez, integrante del cordón exportador más importante de la Argentina por donde se generan alrededor de cinco mil millones de dólares anuales, denunciara el hecho ante la justicia como responsabilidad del municipio y del gobierno provincial santafesino.

Sin embargo los resultados no son de los mejores.

Al contrario.

Según un informe realizado por el Jefe del Servicio de Nutrición del Hospital de Niños "Víctor J. Vilela" de Rosario, doctor Jorge Perochena, después de producir un segundo control sobre los diecisiete niñas y niños, se cuestionan “las ‘medidas focales’ que desde las diversas instancias gubernamentales se implementan frente a una estructura de malnutrición crónica que afecta a amplios sectores populares”, apuntó el diario Rosario/12.

También califican como inútil e ineficaz el concepto de “‘medicalización de la pobreza’, expresando que las carencias alimentarias y nutricionales señaladas no pueden ser resueltas por una parcializada cobertura sanitaria”.

Y una de las más tremendas constataciones es que “reafirma que las deficiencias de los niños radican en la baja talla y carencias de micronutrientes (calcio, hierro y vitaminas)”.

Se agrega que se verificaron "magros logros obtenidos" como consecuencia del control médico efectuado. “Señala que lo esencial es superar la brecha existente en la inequidad establecida en la distribución de los alimentos”, remarcaba el informe citado por el diario.

“El compromiso cristiano es pura abstracción si no existe un real cambio de actitud sobre lo que están viviendo estos diecisiete chicos de Capitán Bermúdez. No es cristiano que los principales referentes de la zona se ufanen de las extraordinarias ganancias que se exportan desde aquí mientras ocurre esto concreto y asesino contra estos chicos. Acá la iglesia debería jugar un papel mucho más decidido”, repitió el sacerdote e hijo de trabajador ferroviario, Salvador Yaco, en diálogo permanente con este cronista.

Las nenas y nenes de Capitán Bermúdez suman 17 y el número tiene dos significados bastante distintos de acuerdo a los tratados sobre cifras y aquello que de manera cotidiana se relaciona con la posibilidad de ganar unos pesos en la quiniela.

Para los acostumbrados a jugar, el 17 es la desgracia. Y está claro que las nenas y nenes de Capitán Bemúdez representan una bestial consecuencia de la riqueza en pocas manos y el empobrecimiento entre los que crean semejante masa de dinero.

Pero en algunos tratados de numerología, el 17 aparece como la esperanza, la contracara de la desgracia.

Y quizás los diecisiete nenas y nenes de Bermúdez sean esas dos postales a la vez.

Los que vean en ellos una desgracia más de la vida y se resignen a cambiar las causas que la provocan y los otros, como el padre Yaco, que con valentía y honestidad, convoca la permanente y urgente esperanza de cambiar la realidad para que los diecisiete chicos de Bermúdez tengan un futuro digno y no la prometida pesadilla.

Fuente de datos: Diario Rosario/12 28-08-06 / Agencia de Comunicación Red Eco Alternativo 29-08-6


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