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Mafalda siempre fue un sujeto político. No un sujeto de derechos abstractos sino político, en el sentido de que sus intervenciones a través del humor fundante transformaban la subjetividad del lector. La letra entraba sin sangre, entraba con una sonrisa.
Por Alfredo Grande
(APe).- Las tres M que prolongan la argentinidad en el mundo son Maradona, Messi y Mafalda. La década del 60 parió entre muchas otras epopeyas contra la cultura represora, a una niña que se implicaba en el acto político. La genialidad de Quino fue darse cuenta de que lo político para subvertir debía ser enunciado por fuera de la política. O sea: de la política institucionalizada, burocratizada, momificada.
Pocos se acuerdan porque son demasiado jóvenes (lo de “demasiado” es una evidencia de envidia) y otros porque son desmemoriados full time, las razones por las que llegó Onganía a ser Jefe de Estado. Como tantas otras cosas en nuestra historia, pareciera que la Revolución Argentina (identidad autopercibida del golpe al Estado) nunca sucedió. Entre (), ¿alguien se acuerda de Krieger Vasena?.
Mafalda es producto de una de las formas de resistencia contra el “onganiato” que fue germinando. Y tuvo su explosión mayor en el Cordobazo. Mafalda siempre fue un sujeto político. No un sujeto de derechos abstractos. Sino político en el sentido de que sus intervenciones a través del humor fundante, transformaban la subjetividad del lector. La letra entraba sin sangre, entraba con una sonrisa.
Mafalda fue una de las mejores representantes de lo que alguna vez se llamara “humor político”, hoy en retiro efectivo. No hubo ninguna denuncia por discriminación, a pesar de las caracterizaciones de Manolito, de la madre y padre de Mafalda, de Susanita. El humor, más la ironía, rozan y pican. Pero si lo hacen es por su contenido de verdad. Y la verdad siempre nos hace libres. Mafalda desde su verdad nos hizo un poco más libres. Y a pesar del onganiato, en esa Argentina las libertades civiles y políticas eran mayores. El socialismo seguía siendo una utopía activa. Mafalda cuestionaba la familia burguesa, la concepción mercantil, el conformismo, la naturalización de las diferencias de clase, las formas burocratizadas de la política y la cultura.
Mafalda fue un acontecimiento porque desde una historieta, niñas y niños nos decían las cosas que sabíamos, pero que ya nos habíamos olvidado de que sabíamos. Mafalda tuvo su ampliación, en el personaje de Libertad. Una nena diminuta en tamaño, con ideas nada diminutas.
Libertad es la “otra yo” de Mafalda. Y como dice un aforismo implicado “el que mucho abarca, mucho aprieta”. Entre Mafalda y Libertad, las observaciones racistas de Susanita, el descarnado liberalismo de Manolito, las dudas del ser nacional que expresaba Felipe, y las limitaciones de clase de la madre y padre de Mafalda, se abarcaba y se apretaba.
Aproximadamente en 1973 Mafalda desapareció. No recuerdo que en sus tantos dichos haya hecho referencia al hambre. Quizá mis amnesias son más fuertes. En todo caso no creo que hable mal de Mafalda. El hambre, ese genocidio apenas encubierto, empezó a ser visibilizado con las políticas liberales de Isabel Perón, la dictadura genocida y el menemato. Visibilizado y en forma sistemática, invisibilizado porque siempre hay algo más importante. Las elecciones, por ejemplo.
Nota del autor: Mafalda fue detenida y desaparecida en mayo 1977. Hasta ahora se desconoce su paradero. Su madre y su padre no fueron detenidos y tampoco hicieron gestiones para averiguar el paradero de Mafalda. Libertad y toda su familia fueron detenidos y murieron en la tortura. Manolito fue detenido porque los verdugos consideraban que el almacén era un ámbito privilegiado de información. Luego de un año fue liberado y nunca más abrió su almacén. Felipe pudo exiliarse tempranamente pero nunca hizo referencia a su niñez con Mafalda. La Argentina es como Cronos que se come a sus mejores hijos e hijas.
Mafalda y el Eternauta siguen siendo banderas de la lucha contra todas las formas de la cultura represora.
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