Los que miran para otro lado (IX)

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Por Carlos del Frade

(APe).- -Nosotros nos quedamos con el control y las ganancias y hacemos un acuerdo con el gobierno – le dice el actor que representa a Joaquín “El Chapo” Loera a uno de sus lugartenientes al inicio de la segunda temporada de la saga que se ve por Neflix. La escena es en México, 2001. Más que nunca queda en evidencia la sociedad entre distintas reparticiones del estado y el narcotráfico. Negocio paraestatal y multinacional, como repetimos una y otra vez desde esta misma columna hace muchos años.

En Argentina, mientras tanto, en esos días de 2001, el narcotráfico ya se tragaba la vida de pibas y pibes en distintos lugares de las ex ciudades obreras en las principales provincias, como Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Tucumán y Mendoza. Y siempre, inevitablemente, las bandas eran narcopolicías.

En la cuarta semana del juicio a Los Monos, una de las principales protagonistas fue la actual funcionaria del Ministerio de Seguridad de Santa Fe, la doctora Ana Viglione, policía de profesión.

En octubre de 2012, cuando estalló el caso del ex titular de La Santafesina SA, Hugo Tognolli, el gobierno provincial decidió crear la Secretaría de Delitos Complejos con Viglione a la cabeza. Cinco años después, los principales integrantes de esa secretaría están imputados de integrar la banda de Los Monos.

Aunque ahora un fiscal la acusa de falso testimonio y pide tres años de prisión para ella, lo importante parece suceder en el territorio de los acuerdos que los grupos narcos fueron construyendo con distintos nichos corruptos de La Santafesina SA.

Una división entera, Judiciales, es tomada para los abogados defensores de Los Monos como si fuera el origen y el final de todos los males; mientras otras parecen formar de otras estructuras de negocios.

Desde 2001 a esta parte, tanto en Rosario como en las otras grandes ciudades argentinas, el negocio paraestatal del narcotráfico desarrolla su crecimiento a partir de los enfrentamientos entre distintas organizaciones barriales que caminan en forma paralela a las políticas de gobiernos locales, provinciales o nacionales.

¿Emergerán de estas audiencias los nombres de los distintos funcionarios que miraron para otro lado mientras el dinero de Los Monos crecía en forma paralela al dolor de muchas familias humildes de la periferia rosarina?.

¿Viglione es una de las que miró para otro lado?.

¿Cuáles ojo miraban por los ojos de Viglione?.

-Ellos no dependían de nosotros, así que no teníamos ningún tipo de vínculo. Eran secciones distintas – sostuvo la doctora cuando le preguntaron su relación con los integrantes de la sección Judiciales que llevaron adelante la investigación que hoy pone a los integrantes de la banda en el nuevo edificio de la justicia penal rosarina.

Las crónicas periodísticas consignaron otro momento importante de su declaración, cuando el abogado Fausto Yrure, uno de los profesionales que asiste a los integrantes de la banda, le mencionó una escucha ya transmitida en el juicio. “Se trata de una conversación entre Lotito y Romero (integrantes de la división Judiciales en esos momentos) en la que el primero le dice al segundo que Viglione le estaba "tirando patadas al pecho" porque había hablado mal de su desempeño. Y le comenta que el entonces gobernador Antonio Bonfatti, presente en el encuentro, la había hecho callar diciendo: "Caranchito está muy bien visto. Esta gente está trabajando muy bien". "No recuerdo eso. En todas las veces que hemos tenido reunión de gabinete, jamás un funcionario me hizo callar. No recuerdo que eso haya pasado. Eso de hacerme callar no me ha sucedido en ningún ámbito. Cuando hablo, lo hago con fundamento", contestó Viglione”, resumieron las crónicas.

Algo comenzó a suceder también en la Argentina y por lo tanto, en forma paralela, en Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, a partir del año 2007. Las bandas barriales se transformaron en narcotraficantes con apoyo y en sociedad con nichos corruptos de las policías provinciales y demás fuerzas de seguridad nacionales.

Quizás el caso de la doctora Ana Viglione se repita en cada una de las tres principales provincias argentinas.

Funcionarios que fueron testigos del aceleramiento del negocio narcopolicial y que creyeron que pactando con alguna de las bandas mantendrían la paz social de sus territorios.

Una vez más, el juicio a la banda de Los Monos refleja la necesaria revisión del proceso histórico de los últimos veinte años, donde la sangre de los empobrecidos corrió con generosidad, en paralelo a la acumulación de dinero de parte de muy pocos.

Fuentes: Diarios “Rosario/12”, “La Capital”, “El Ciudadano”, de Rosario, del viernes 15 de diciembre de 2017 – Presencia del autor de esta nota en el juicio a Los Monos – “El Chapo”, capítulo 1, temporada 2, serie de Netflix.

Edición: 3514


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