Balada para un voto (segunda parte)

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Por Alfredo Grande

   (APe).- Atiendo el teléfono fijo mientras escribo. “Soy Daniel Filmus”. Le contesto: qué bueno. Ayer me llamó Graciela Ocaña, le contesto. Me explica sus proyectos. Le aclaro que muchos me interesan pero lamento que la propuesta política en la que está militando no me interesa. Me doy cuenta de que está convencido, porque mi comentario no le impide seguir como si nada. Como si nada hubiera escuchado. Lo despido con amabilidad. Le comento a un amigo la charla que tuve con el candidato a senador y me mira perplejo. “¿No te diste cuenta que es una grabación?”. Hay momentos en que no es bueno que el hombre esté solo y menos con cara de bobo. “Obvio que me di cuenta…Pero en el alucinatorio social no importa la diferencia”.


Entre el Filmus verdadero y el Filmus grabado sólo hay diferencia en el soporte que lo presenta. Pero cualquier candidato del sistema (me refiero al sistema, modo de producción capitalista, de bienes, personas e ideas) sólo tiene grabaciones que ofrecer a una escucha atenta. Grabaciones, tatuajes, piercing, marcas, cicatrices que, maquillaje más, conversiones menos, están ahí para quedarse.

“De cuna le viene al galgo ser rabilargo” sentenciaba el refrán. Y el rabo se escapa por mas que pretendan disimularlo con bombachones o sungas socialdemócratas, nacionales y populares, social cristianas, centro derechismos varios. El rabo, las pezuñas, los cuernos, de los faunos depredadores, sólo se evidencian en las masacres cotidianas y muy especialmente, en los sufrimientos cotidianos que no llegan a presentarse como masacres.

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Cuando los ojos no ven, el corazón nunca siente. Y cuando los ojos ven, el corazón siente pero poco tiempo. Al gerenciamiento capitalista lo puede hacer una tiranía sangrienta o una democracia elegante. No es lo mismo morir torturado que morir anestesiado por los villancicos del consumismo de mercado. Pero vivir es otra cosa. Si vivir es elegir la muerte, entonces vivir es una forma de no vivir. Vivir es elegir la vida, pero es la prohibición absoluta en el marco de la cultura represora. Nadie tiene el derecho de vivir según su deseo. Por las dudas, nadie sabe de su deseo y apenas se deja guiar por los mandatos ajenos.
No hay “fin del espacio publicitario” porque la publicidad, o sea, la distorsión sistemática de la percepción de la realidad, como las bolsas comerciales, nunca descansa. No hay silencio en la noche porque la ambición tampoco descansa. Los Estados Unidos y Depredadores de la Norte América no caen en default porque aumenta el techo de la deuda. O sea: tomar más agua para no ahogarse. El Capitalismo es un Casino Planetario donde el fatídico 0 sólo afecta apenas a 4 mil millones de personas. Quizá mas. El endeudado pide más deuda para estar en mejores condiciones para seguir endeudándose. Quizá sea el momento de pensar que la palabra deuda es alucinatoria. Deuda es una obligación de pago. Pero deuda que no puede pagarse, que no quiere pagarse, que se contrae para no pagarla, más que deuda es poder financiero sobre el acreedor.

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“En la cultura represora, cuando los ojos ven, el corazón siente… pero por muy poco tiempo” (aforismo implicado)  

La Argentina, no solamente pero vivo en la Argentina, cuanto más paga, más debe. ¿Qué paga? No la Deuda. Quizá algunas acciones del Casino Planetario. Pero no la Deuda. Se pagan millones de dólares, no sé si verde, azul o violeta, pero no se paga Deuda. Simplemente porque ya está demostrado, políticamente y jurídicamente, que ya se pagó. Varias veces. Por lo tanto no somos “pagadores seriales” sino “accionistas compulsivos” del Casino. El alucinatorio social se refuerza con el mantra: El Estado somos todos. Muy pocos de planta permanente, la mayoría becarios, meritorios, voluntarios, boluntarios.
El acto central del día de la lealtad es una actividad artística musical. Sin discursos, sin ideas, vaciamiento ideológico justamente en la plenitud de la política. "Si bien los medios querían mostrar algún funcionario, la enorme mayoría de la plaza eran los militantes, las personas que apoyan este modelo", dijo, y remarcó que la convocatoria se realizó a través de las redes sociales”. Palabras de Abal Medina que evidencian que no hay otro liderazgo ni otra palabra que la de la Presidenta.
Redes sociales, espontaneidad, militantes, son las formas de encubrir que la década ganada no tiene ningún referente para intentar una década empatada. El único capital simbólico es la Presidenta. Scioli es el joker de la baraja, que está a la derecha de Cristina pero a la izquierda de Massa. Después de una década, hay muchos salieris de Charly, pero Charly hay uno solo. Y sola.

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El movimiento sufre y padece un reduccionismo al individualismo más feroz. La caída de la transversalidad apenas quiere maquillarse resucitando al pejotismo. El Doctor Frankestein tiene algunas ideas interesantes, pero solo consiguió un monstruo. Ciertas alianzas siguen las mismas consignas: juntamos pedazos y le metemos energía publicitaria y a lo mejor funciona. Total, para descuartizarse siempre hay tiempo.
Las urnas aseguran más democracia, pero no propician mejor democracia. Porque para todas las formas de la derecha, que no son pocas, especialmente si incluimos a las maquilladas de izquierda, votar no es una táctica necesaria: es una estrategia imprescindible.
Votar es el horizonte de lo posible, el real de la democracia. Cada dos años, quizá menos, renace la fe que pretende mover montañas, pero que ni siquiera escala sierras. Y la fiesta renace. La fiesta de todos y todas: periodistas, candidatos, encuestadores, opinólogos, artistas, cientistas, tarotistas, chimenteros, mentirosos, trujamanes, candidatos, familiares, sindicatos, academias, universidades, religiones. Las furias del 2001 se han ido apagando y la representación – restitución avanza a marcha y a urna redoblada. Piquete cacerola la lucha no es una sola y todos somos clase media. Por ubicación, por convicción y por aspiración. Incluso hay una estética de la pobreza y la miseria, por lo tanto el periodismo canalla se permite un programa llamado: “Esta es mi Villa”. Alude a los que nunca bajaron los brazos, omitiendo decir que hace generaciones les cortaron las piernas.

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A pocos días de las elecciones, padezco del sindrome de la humana inmuno deficiencia democrática. (HID). La única cura posible: colectivos clasistas, anticapitalistas, autogestionarios y revolucionarios. El que no cambia todo, no solamente no cambia nada, sino que lo cambian y lo convierten en anónimo accionista de los casinos planetarios. Y si de elegir se trata, prefiero la locura de enfrentar a la cultura represora y al alucinatorio social que la psicosis de quedarme dentro de los dogmas de la cultura represora…

Ya sé que estoy piantao, piantao, piantao,
prefiero ver la urna rodando por Callao
y muchos candidatos astronautas con un vals
gritan alrededor...
Vení, votá, vení…
Ya sé que estoy piantao, piantao, piantao,
no quiero la argentina de la alucinación;
y para no estar triste; vení, volá, sentí,
el loco berretín de la revolución…

 

Edición: 2560


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