Cejas

|

Por Carlos  Del Frade

(APe).- Pablo Cejas fue asesinado por la mafia narcopolicial que, como una imparable mancha de aceite, se expande por los barrios de las principales ciudades del país, no solamente de la capital del segundo estado de la Argentina. A diferencia de Colombia, México o Brasil, en estos atribulados arrabales del mundo, las principales organizaciones narcocriminales con mayor desarrollo territorial son las policías provinciales de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Tucumán y Mendoza.

Prueba indiscutible de una democracia formal que nunca llegó a transformar la vida cotidiana de las fuerzas que deben construir tranquilidad y paz para los que son mayorías pero que, en la práctica, terminan administrando los principales negocios que se dan en las calles, el narcotráfico, la trata, el contrabando de armas y la venta de autopartes o motos robadas.

-Pablo lo persiguió un auto gris la noche del crimen, era un narco con cuatro soldaditos. Pablo había estado haciendo investigaciones sobre él. Son la Banda de los Maraqueros. Este hombre estuvo involucrado en la muerte de otro policía de apellido Martinet, en barrio San Lorenzo. (Se trata de Víctor Martinet, quien fue asesinado en abril de 2013 en un procedimiento por Leandro 'Batata' Paredes, quien purga condena por este hecho y que era el líder de la Banda del Pasillo) "Ellos eran de la banda del Pasillo y luego los echaron del barrio San Lorenzo y vinieron todos al barrio Yapeyú, que es donde mataron a Pablo. El narco que lo persigue a Pablo era soldadito entonces de aquella banda y ahora es más grande y tiene sus propios soldaditos…Todos esos chicos que ahora son soldaditos en Yapeyú los conozco de chicos. Son pibes que tienen entre 18 y 21 años, la misma edad que mi hijo que tiene 21…Trabajan para comisarías cercanas al lugar del asesinato – dice Nancy Scarfone, viuda del cabo asesinado en Barrio Yapeyú, el lunes 17 de julio de 2017.

A fines de abril, Cejas preparó un informe que luego fue tomado por un diputado provincial donde decía, entre otros puntos del mapa santafesino en los que las comisarías administraban distintos negocios ilegales, que allí en Yapeyú había 34 puntos de venta de estupefacientes protegidos por los integrantes de la comisaría séptima. Fue allí, en Yapeyú, donde lo fusilaron de veintiún disparos.

En la segunda mitad de 2016, el cabo de la policía provincial de Santa Fe, asqueado por la corrupción de la fuerza, informó con lujo de detalles la ubicación de un conocido narco rosarino, en ese momento viviendo en un country de la capital y hasta indicó las patentes de los automóviles que usaba. Datos que fueron corroborados por la Gendarmería Nacional.

En febrero de 2017, luego de dos muertes por ingesta de metanfetaminas en una disco de Arroyo Seco, muy cerca de la ciudad de Rosario, Cejas convocó a un experto en química que describió cómo se fabricaban pastillas truchas que terminaban perforando los principales órganos de quienes las tomaban creyendo que consumían drogas sintéticas de calidad.

“No se puede proteger al que no quiere ser protegido”, dijo el ministro de Justicia y Derechos Humanos de la provincia de Santa Fe, doctor Ricardo Silberstein. Una frase cargada de perversión y cinismo. Relegando al estado a un mero vecino sin obligación alguna. Mezquina desesperación por salvar la ropa ante el asesinato de Cejas que muestra los límites concretos del llamado, pomposamente, “sistema de protección de testigos”, en el que, dicen, estaba el cabo afectado por la pudrición institucional de La Santafesina SA.

El asesinato de Cejas muestra la ferocidad de las tramas narcopoliciales y la fragilidad de los números de reducción de homicidios que exhibe la administración del ministro de Seguridad de Santa Fe, Maximiliano Pullaro.

Del otro lado de las noticias y las poses oficiales, la mayoría del pueblo santafesino parece ser un simple espectador de las consecuencias de los negocios de muy pocos.

Edición: 3402

 


Suscribite

Suscribite al boletín semanal de la Agencia.

Sobre la fundación

Fundación Pelota de Trapo nació hace décadas para abrigar de las múltiples intemperies a niñas y niños atravesados por diferentes historias de vulnerabilidad social.

Sobre la agencia

Agencia Pelota de Trapo instala su palabra en una sociedad asimétrica, inequitativa, que dejó atrás a la mayoría de nuestros niños y donde los derechos inalienables de la persona humana solo se cumplen para unos pocos elegidos por la suerte