La fuga, el fútbol y la impunidad (IV)

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Por Carlos del Frade

(Ape).- “En sus dos declaraciones ante la jueza María Servini de Cubría, Martín Lanatta mencionó varias veces al mexicano Carlos Ahumada Kurtz. Según el condenado por el Triple Crimen, ese empresario le habría pagado 5,2 millones de dólares al ex jefe de Gabinete Aníbal Fernández por el negocio de la efedrina. La Justicia nunca avanzó sobre esa pista. Pero los contactos existieron. Según la versión de Ahumada Kurtz, hubo una sola reunión en el despacho del entonces ministro de Justicia para hablar de fútbol”, decían los medios de comunicación argentinos el miércoles 6 de enero de 2016.

De acuerdo a esas fuentes, “el mexicano aseguró que hubo un testigo del encuentro: un hombre de las inferiores del club Quilmes. Fernández nunca admitió esa reunión. Sin embargo, fuentes con acceso al entorno del empresario aseguraron a este diario que hubo varios contactos con el ex funcionario. “Ahumada se acercó a Aníbal porque necesitaba protección”, explicó esa fuente. Otro testigo de la relación con Fernández sería William Alberto Fabro, un custodio de nacionalidad uruguaya que trabajó durante varios años a la sombra de Ahumada”, apuntaban las notas.

La fuga de los hermanos Lanatta y Schilacci revela la prepotencia del pasado siempre abierto en el presente como consecuencia de la construcción de la impunidad.

Las andanzas de Ahumada Kurtz ya habían sido denunciadas por un grupo de socios del club Talleres de Córdoba cuando recién se iniciaba la segunda mitad de la primera década del siglo veintiuno.

Más que nunca la repetición de los nombres aseguran la vigencia del guión y la solidez de las tramas que permiten la continuidad de estos personajes que son funcionales a los negocios internacionales y paraestatales como el narcotráfico y el lavado de dinero, dos de las principales vías de acumulación de dinero que tiene el capitalismo en las últimas cinco décadas.

El 19 de febrero de 2008, la Comisión de Deportes, Recreación y su relación con políticas de prevención de la drogadicción de la Legislatura de la Provincia de Córdoba, recibió la visita de los integrantes de la organización La Causa.

Hinchas y socios de Talleres que denuncian el vaciamiento del club, primero a través de una gerenciadora y, recientemente, a partir del desembarco de capitales que –según sostienen- están vinculados al narcotráfico y los carteles mexicanos.

Uno de los gerentes de la empresa que, en esos momentos se hizo cargo del popular club cordobés, era Carlos Granero, el hermano del hoy procesado ex titular de la SEDRONAR, durante gran parte de la gestión kirchnerista por su participación en la exportación de efedrina a los carteles mexicanos, José Ramón Granero. Y allí aparecía el cordobés radicado en México, Carlos Ahumada Kurtz.

En aquella jornada, Nicolás Martínez Drake, socio del club Atlético Talleres, preguntó si “conocían los antecedentes de Carlos Ahumada, quien se ha hecho cargo de Talleres hace aproximadamente dos semanas. Si no los conocen, el doctor Viola les ha acercado una carpeta con esos datos, donde obran los antecedentes penales y judiciales que ha tenido que soportar en México. Además, es una persona que fracasó con total éxito en México administrando tres clubes, uno de los cuales desapareció, subsistiendo los dos restantes merced a aportes privados de una persona vinculada a un grupo empresario mejicano. El señor Carlos Ahumada y las personas que lo rodean, como el señor Jacobo Grossman -socio y uno de los principales asesores- son catalogadas por la Justicia y por los diversos medios de Internet, gráficos y periodísticos, como “altamente peligrosas”. Incluso, el señor Carlos Ahumada ha sido vinculado –consta en el informe brindado al señor Graglia- al cartel de Juárez, ligado al narcotráfico y al lavado de dinero”, sostuvo Martínez Drake.

Agregaba que “la misma carpeta que le hemos entregado a ustedes la hemos presentado ante el Juzgado de Décimo Tercera Nominación a cargo del Juez Carlos Tale, que con un mutismo impresionante y asombroso aún no ha emitido opinión al respecto, situación que nos asusta…Hay que preservar no sólo a los socios y a los acreedores sino también a la sociedad de la persona que está en Córdoba manejando el club. Los antecedentes son alarmantes y es fundamental una participación de su parte para que este tipo de personajes no recalen en Córdoba y en la Argentina, contaminando la sociedad…En un grito desesperado les pedimos a ustedes que tomen cartas en el asunto y que se expidan cuanto antes sobre esta situación”, sostuvo Nicolás.

Aquel grito no fue escuchado. Ahumada Kurtz se recicló como presidente en distintos equipos de fútbol y siguió adelante en lo suyo. Que ahora aparezca en las noticias vinculadas a la fuga de los autores del triple crimen de General Rodríguez confirma que no hubo voluntad política alguna en desbaratar el negocio de la efedrina, el narcotráfico y el lavado de dinero en la Argentina.

Fuentes: Diario “Clarín”, miércoles 6 de enero de 2016; “Ciudad goleada. Fútbol, lavado de dinero y poder”, tomo 2, del autor de esta nota.

Edición: 3083

 


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