La conquista de la salud y la vida

|

 

Por Ignacio Pizzo

(APe).- La conquista de América, poco conocida como el mayor genocidio que sufrió la humanidad, dejó enterrada a la cultura de sus habitantes naturales, caracterizada por el profundo amor a los niños. La espada, la cruz, las hogueras, las enfermedades, las bebidas alcohólicas, fueron entre otras, las herramientas de la caja de poder que transportada en carabelas se abrió para “civilizar”.

Las guerras independentistas no impidieron que unos años después “barbarie” fuera el nombre elegido por Sarmiento, quien en su idilio con Europa no tardó en manifestar su deseo de regar la tierra con sangre indígena.

No nos libramos de la matriz de la generación que parió el “Estado- Nación”, la conservación del statu-quo en su manifestación más pura. Hoy vuelve, aunque sabemos que nunca se fue. No vuelve luego de la segunda vuelta. No vuelve ni siquiera con la llegada de la tecnocracia empresarial al poder ejecutivo. Repito, nunca se fue. En este bloque histórico que nos toca atravesar, la opresión no viene sólo de espadas y de fusiles, se legitima a través del juego electivo del menos malo, ya sea en globo amarillo o en ola naranja, que no es más que un entretenimiento al que no fuimos invitados, pero al que asistimos obligadamente.

Niños y Sheraton


No podemos ponernos contentos por la democracia ni por la República, porque en lo simbólico como en lo real, en vez de un Hospital de Niños hay un Sheraton Hotel; allí dentro los nuevos conquistadores descorchan abundancia, que se derrama en sangre de pibes, apuñalados por la espada de la indiferencia, el paco, y el hambre. O bien asaltados por carabelas que atracan en nuestros barrios populares, transformadas en patrulleros desde donde descienden los aventureros de la nueve milímetros. 

No hay hospital de niños que abrace a los hijos del paco, no es prioridad para el sistema estatal de salud. Hay sí, vuelvo a decir, un gran Sheraton Hotel, cuyos ventanales dan la espalda a la Villa 31 donde no entran las ambulancias del SAME.

No hay, como políticas de estado, casas educativas integrales de niños libres, críticos; hay a cambio viejas escuelas sarmientistas, pensadas por su fundador para funcionar a modo de corral, tal cual él lo expresaba, para que en el adentro del Estado se aloje la escoria del sistema.

Mortalidad

No hay Hospital de Niños en el Sheraton Hotel, porque la matriz conservadora, nunca dejó de señalar con el dedo a esa niña madre de 13 años, quien en su desarrollo puberal ve crecer un retoño uterino, sin decisión ni comida. Ella que tal vez verá al amor como ridículo en una novela de televisión de vidriera, quizá no leyó el libro de pediatría donde dice que el embarazo en la adolescencia, al igual que el analfabetismo y la pobreza son factores de riesgo para prematurez y bajo peso. Su retoño que seguramente -o no- será un neonato, y tal vez un niño, no estudió el manual de resucitación cardiopulmonar, ni quiso ser parte de la estadística que engrosó la tasa de mortalidad infantil (TMI). Cifra que subió durante el 2009 en la ciudad de todos los argentinos, en la gestión del ministro Jorge Lemus, nombrado hoy para ir en ascensor al Ministerio de Salud de la Nación por el ingeniero descontracturado.

La propia Dirección General de Estadística y Censos del gobierno porteño, publicó que la TMI aumentó en un punto por mil durante 2009 en comparación con el 2008. La misma en 2011 aumentó un 26 por ciento con respecto a 2010. Así pasó de 6,7 muertes cada mil niños nacidos vivos a 8,5 por mil durante la gestión de Lemus. Los barrios más afectados fueron en el sur de la ciudad: Villa Lugano, Villa Soldati, La Boca y Barracas. En aquel momento Lemus se justificó: "Es lo normal en el cuatrienio, que siempre exhibe subas y bajas".

Lemus: ex y actual

El ex ministro de salud de la Ciudad de Buenos Aires y actual de la Nación tiene entre sus antecedentes, que no figuran en su currículum vitae, fallos judiciales adversos, que le valieron dos pedidos de juicio político por parte de la Justicia y causas penales por incumplimiento de órdenes judiciales. Una de ellas la dictaminó el juez Roberto Andrés Gallardo quien ordenó que enviara una ambulancia a la villa 21-24, pero no fue cumplida. En los tribunales porteños hay registros, de por lo menos, tres muertes por falta de atención médica.

Su trabajo entonces se caracterizó por aumentar la TMI y una de sus expresiones fue el cierre de la terapia intensiva pediátrica del Hospital Durand. No obstante fue premiado con un globo amarillo para ocupar el lugar de sus pares antecesores Juan Manzur y Daniel Gollán.

De acuerdo con la OMS, Argentina es uno de los países que mayor gasto público asigna a la atención de la salud, por encima de países comparables como Chile, Uruguay y Costa Rica. A pesar de esto, Argentina presenta TMI sensiblemente mayor. Aunque actualmente la TMI ha descendido a 10,8 por mil en nuestro país, sigue en dos dígitos, sin importar si cada historia cuenta o no, si cada niño es un caso, un dígito o un sueño muerto antes del devenir de la vida. Cada vidita quitada nos hace responsables como sociedad que rinde culto e idolatra al consumo y corre ciega y anencefálica detrás del dólar, vendiéndose al mejor postor. El tipo de cambio nos fija precios y nos quita valores. La mortalidad infantil nos pone cifras y nos deja desprovistos de humanidad.

No hay Hospital de niños ni de madres, hay a cambio un gran Sheraton Hotel, que le da continuidad a la acumulación originaria de la riqueza conquistadora y del criollo burgués asustado.

La mayor proporción de la tasa mortalidad materna (TMM), se debe a abortos clandestinos o a complicaciones de los mismos. En Argentina la tasa sigue siendo muy alta y el aborto inseguro es la primera causa. Se hacen 500.000 abortos clandestinos por año, 80.000 mujeres deben ser hospitalizadas por complicaciones en estos abortos y 100 mueren.

El flamante Ministro Nacional Lemus, cuyo libro de Salud Pública necesita traducción por lo incompresible, cuestionado por su restrictivo protocolo de aborto no punible debió renunciar en la ciudad de Buenos Aires por su desastrosa gestión. El hoy gobernador de Tucumán Manzur, y ex ministro de salud del gobierno kirchnerista, entre tantos bienes no declarados tampoco declaró ser miembro del opus dei, y por lo tanto obstaculizador en sus 6 años al frente de la cartera de salud, de la reglamentación del aborto no punible. El resultado es el hecho. Y el hecho es que las muertes maternas tampoco han descendido.

La reducción de la TMM en 2015 era el quinto Objetivo de Desarrollo del Milenio de la ONU. Argentina asumió el compromiso de reducir un 75% la mortalidad de las mujeres en el embarazo, parto y puerperio desde 1990. Se debería haber llegado a 1,3 muertes por 10.000 nacidos vivos. Sin embargo, según el último anuario estadístico del Ministerio de Salud, hay 3,2 muertes cada 10.000 nacidos vivos.

Desechos

No hay Hospital de niños, ni de madres, ni la integralidad de la que tanto se habla, solo hay desechos de hospitales, cajas de cartón pintado llamados UPA 24 hs promocionadas por el motonauta ex candidato, cierre de neonatología en el hospital Fiorito de Avellaneda y un Garraham que a duras penas se sostiene, con recortes eternos.

A cambio de un Hospital de Niños se erige el Sheraton Hotel, como el coloso de la perversión liberal, neoliberal, y en definitiva expresión manifiesta del crecimiento sobre el hambre del otro.

Por último, el cero de la pobreza que propone el ingeniero representante del fascismo genético hoy devenido a primer mandatario, es el diez de la riqueza que se concentra cada vez más en los laberintos impertérritos del pecado original conquistador.

En el año 2000, 189 países aprobaron en las ONU los llamados “Objetivos de Desarrollo del Milenio “, el primero dice: “Erradicar la pobreza extrema y el hambre”. Este enunciado no es más que un juego de palabras burlón de un organismo que tiene la burocracia como lanza.

Las utopías amputadas, y la ambiciones de una nueva sociabilidad, siguen presentes en el imaginario de sueños germinales que aún permanecen, buscando instalar el Hospital de Niños en el Sheraton Hotel, solamente por el hecho más sublime de amar la vida para sobreponerse al proyecto patógeno y de muerte que se disfraza de pastor evangélico, predicando el fin de la pobreza, pero la continuidad de la riqueza que ni la ONU ni los presidentes se animan a erradicar.

FuentesClarín: 28/05/2015. Página 12: 25/06/2010. La Nación: 14/06/2012. Estadísticas del Ministerio de salud de la Nación. Informe sobre Desnutrición infantil en la Argentina

Edición: 3082

 

 


Suscribite

Suscribite al boletín semanal de la Agencia.

Sobre la fundación

Fundación Pelota de Trapo nació hace décadas para abrigar de las múltiples intemperies a niñas y niños atravesados por diferentes historias de vulnerabilidad social.

Sobre la agencia

Agencia Pelota de Trapo instala su palabra en una sociedad asimétrica, inequitativa, que dejó atrás a la mayoría de nuestros niños y donde los derechos inalienables de la persona humana solo se cumplen para unos pocos elegidos por la suerte