Pibes consumidores consumidos en La Plata

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Por Carlos del Frade 

(APe).- -Juzgar y encerrar a niños y jóvenes cada vez más chicos no resuelve el problema de la inseguridad ni previene el delito. Sólo profundiza la criminalización de los pobres por el solo hecho de serlo, por sus caras, por su vestimenta, por el lugar que habitan; y elude una responsabilidad central del Estado que es garantizar el ejercicio pleno de los derechos de los niños.

Asistimos a una paradoja cruel: no garantizar derechos lleva a que estos niños arrastren consigo las características gestuales, de enfermedades, subalimentación, pertenencia barrial, deficiente formación educativa que precisamente los coloca en el perfil de los “otros” peligrosos que se quiere perseguir y controlar – dice un reciente documento de la Comisión Provincial por la Memoria de Buenos Aires.

Agrega que “la injusticia social imperante por décadas ha herido hondo la trama de nuestra sociedad. Pero la fórmula que combina más represión y severidad en el castigo penal no es el camino, pues ocluye ver que los niños o jóvenes que cometen delitos son víctimas que padecieron antes la inseguridad de no acceder a la alimentación, la salud, la educación, el juego, a la alegría de vivir en libertad para su desarrollo como ser humano”.

El documento remarca que “alarman las declaraciones públicas de funcionarios y candidatos, que señalan a los jóvenes como responsables de participar en la mayoría de los delitos cometidos. Es dato falso, mientras se omite señalar uno verdadero: que el Estado incumple sistemáticamente proteger a los menores como lo establece la Ley de Promoción y Protección de los Derechos del Niño”.

Y apunta, de manera contundente, que “en la provincia de Buenos Aires, las cifras judiciales demuestran que dicha participación es ínfima. La Oficina de Estadísticas de la Procuración de la Suprema Corte informa que en 2012, sobre un total de 685.808 investigaciones, el 4,3% (29.550) corresponde a investigaciones tramitadas en el fuero penal juvenil. El 95,7% (656.258) corresponde a personas mayores”.

Los medios de comunicación, por otra parte, suelen repetir –como sucede en otras provincias- que la mayor cantidad de asesinatos de pibes menores de 25 años tienen como origen una pelea por cuestiones vinculadas al narcotráfico, especialmente en la ciudad capital del primer estado argentino, la ciudad universitaria y de diagonales, La Plata.

En los últimos días, los investigadores del Barómetro de la Deuda Social Argentina, presentaron el informe “Consumo de sustancias psicoactivas en jóvenes de Gran La Plata”, con entrevistas realizadas a cientos de pibes entre quince y veinticinco años en la mencionada ciudad, Ensenada y Berisso.

Las conclusiones sobre el llamado consumo de drogas ilícitas dicen que “alrededor de seis de cada diez jóvenes consideraron que es bastante o muy fácil conseguir drogas en el caso de desearlo. La marihuana es la sustancia de más fácil acceso, mientras que para un tercio de los jóvenes sería fácil también conseguir cualquier otro tipo de drogas”.

Con respecto al entorno, seis de cada diez jóvenes tienen amigos que consumen marihuana y casi tres de cada diez que consumen cocaína.

En razón a la disponibilidad, “a la mitad de los jóvenes del Gran La Plata le ofrecieron droga alguna vez y un tercio conoce lugares donde se venden drogas”.

En relación a los hábitos que “pueden considerarse problemáticos, aparece el consumo de drogas asociado al consumo de alcohol (60 por ciento de quienes probaron drogas alguna vez)”.

Al indagar sobre drogas específicas, el informe sostiene que “en todos los casos prevalece la idea de que generan mucho daño. La pasta base o paco, los solventes, los alucinógenos y la cocaína son consideradas las drogas más dañinas”.

En La Plata, capital del primer estado argentino, donde avanza la idea de castigar a los pibes, el negocio del capitalismo crece de forma cotidiana, la droga no solamente acumula millones de pesos, por un lado, sino también, decenas y decenas de vidas jóvenes y conciencias que no serán cuestionadotas ni mucho menos revolucionarias. El doble negocio del narcotráfico: económico y político, domesticar a los pibes y, en todo caso, convertirlos en los potenciales peligros de una sociedad cobarde que prefiere perseguir a los chicos en lugar de cuidarlos.

 

Fuentes: Comisión Provincial por la Memoria, “Consumo de sustancias psicoactivas en jóvenes de Gran La Plata”, del Barómetro de la Deuda Social Argentina.

Edición: 2542


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