Trata de Estado (segunda parte)

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Por Alfredo Grande

 “no hay impunidad porque no se castiga el delito, sino que no se castiga el delito porque hay impunidad” 

(aforismo implicado)

(APe).- Los últimos días de marzo de este año escribí Trata de Estado. Trabajo que estuve reenviando con el lacónico comentario: lamentable actualidad. En ese trabajo, publicado en esta misma Agencia de Noticias, intentaba analizar a la Trata como una complejidad que sólo es posible con la cobarde complicidad de algunos de los numerosos aparatos ideológicos y no tan ideológicos del Estado. Es decir: cualquiera puede robar una rueda de un auto. Digo: cualquiera que robe ruedas. Pero tener desarmaderos de autos para vender piezas robadas necesita varias complicidades. La Trata es una Industria que fabrica una forma bizarra de la sexualidad.

 

No es un tema menor porque esa grosera adulteración de la sexualidad, que algunos llaman prostitución, es consumida, es buscada, es anhelada. ¿Patriarcado? También, pero no solamente. ¿Machismo? También, pero no solamente. La operación fundante para que la prostitución sea rentable, es colocar el deseo sexual de las mujeres en cárceles de oro. Que luego resulta que apenas tienen un enchapado en oro, y de muy pocos kilates. Eso en el mejor de los casos, porque en la enorme mayoría de los casos ni siquiera es enchapado. Apenas una mano de pintura dorada y a ver cuantas lluvias aguanta. Y digo el deseo sexual de las mujeres, porque el de los varones siempre tuve el “per saltum” de amantes, prostitutas, amigas con derecho a roce, etc. Pero confundir el “per saltum” erótico con un profundo deseo viril, es a mi criterio, resabio de reduccionismos moralistas. La prostitución es el analizador principal de lo que ya Wilhem Reich, discípulo “maldito” de Freud, llamó “la miseria sexual de las masas”.

El mismo Freud escribió “La doble moral sexual cultural y la nerviosidad moderna” y eso que no había conocido a la Chancha Ale. “En San Miguel de Tucumán todos conocen a la Chancha. La Chancha es Rubén Ale, un hombre con fuertes vínculos con el mundo del fútbol y la política provincial, acusado de formar parte de redes de prostitución y narcotráfico. Como empresario, llegó a manejar una flota de más de 600 remises” denuncia Cosecha Roja. Para esta Chancha lo de doble moral le queda, digamos, chica de sisa. Maneja triples y cuádruples morales, claro que todas occidentales y cristianas, lo que seguramente lo ayuda bastante. El matrimonio monogámico, heterosexual, sacramental y reproductivo es el equipamiento perfecto de la sexualidad reprimida.

La Chancha y sus chanchadas, el equipamiento perfecto de la sexualidad represora. Con la absolución de todos los imputados en el secuestro y reducción a esclavitud de Marita Verón, los tres jueces del Apocalipsis profanaron varios altares de la cultura: la justicia, la inteligencia, el honor, el amor, la maternidad (esto por partida doble) la familia, el deseo. Se han transformada en los heraldos de la cultura represora. Y no es fácil ser emblema de la cultura represora en las feudalizadas provincias de nuestra Patria. Ellos lo han logrado. Patriarcas cobardes que para cuidar sus hediondos traseros no vacilan en dejar impune delitos atroces. Podrían por lo menos ver La ley y el Orden, para entender en que consiste el tema de los crímenes sexuales. Siniestros. Malditos. Payasos que engendran terror.

Escuchando la lectura de la sentencia que sentencia a la víctima a no tener ni las sobras de un banquete de los justos. Y esa sentencia que sentencia a una mujer, la leyó, imperturbable, una mujer. Claro mensaje maffioso. Sentencia que sentencia a sufrimiento perpetuo nada menos que a la madre y a la hija de la secuestrada. ¿Qué castigo sería adecuado para castigar tamaña y jurídica felonía? Ayer en la convocatoria para marchar a la sede de la Casa de Tucumán, casa donde no se celebra la independencia, sino donde se celebra el más atroz sometimiento, en esta Casa se reunieron sobre todo jóvenes. Partido Obrero, Marea Popular, y otros grupos corajeando frente a la ahora sí, decidida y policíaca defensa de la embajada provincial en la capital.

Algunos desde la prensa amarilla, hablarán de los desbordes, los excesos, la desmesura. Incluso confundirán la convocatoria a la Casa de la provincia con la de los simpatizantes de Boca en el Obelisco. Curiosamente, las dos terminaron con represión. Cuando la represión es el punto de llegada, es necesario pensar que la represión es el punto de partida. ¿Y que es lo que está reprimido en esta Argentina de los derechos humanos? Lo que está reprimido es pensar las matrices de la impunidad. Tanto las jurídicas, como las políticas, religiosas, culturales, tradicionalistas, familiares, de clase, económicas. La impunidad es la espada flamígera del victimario. Tiene impunidad y por eso delinque. Y lo sigue haciendo, porque también es un sentimiento que no puede parar.

La impunidad convierte a cualquier delincuente en serial. Ladrones, asesinos, secuestradores, esclavistas, prostituyentes, todos seriales. Lo serial es el efecto instantáneo de la impunidad. “El demonio es mi pastor, nada me pasará”, reza el victimario. Y un dios cobarde no enfrenta la crueldad letal de un “juan sin ropa”. Trata, pedofilia, prostitución, pornografía, son creaciones de una moral represora que no permite el aborto, ni las libertades sexuales, ni la plenitud del amor donde espíritu y carne se unen, en una unión que puede ser para siempre. Esa moral represora, donde la letra siempre entra con sangre, consagra la impunidad del verdugo. Siempre hay un “por algo será”, revoloteando en los cerebros ensuciados de tantas “señorías”. Estos inquisidores son lobos con la piel de un cordero judicial. Pero el tema no es jurídico. No es un Gobierno contra una Justicia. Falsa y soez antinomia. No me enternece la senadora Rojkes disculpándose ante Susana Trimarco. Ni tampoco, debo decirlo, bueno, escribirlo, las palabras de Trimarco con la senadora. El problema es político, en la más amplia acepción que los tiempos quieran darle. Hermoso el premio que le dio la Presidenta a la Madre contra la Trata. Pero el mejor premio hubiera sido que las reformas a la Ley de Trata no perdieran estado parlamentario.

La mayoría oficialista tan diligente a veces, en este caso estuvo, digamos, distraída. Una mujer luchando diez años para encontrar a su hija y se encuentra con mas de 100 mujeres que rescata del horror. De esos campos de exterminio en democracia que algún cínico bautizó como “las casitas”. Por momentos, Susana Trimarco me recuerda la solitaria lucha de otra madre coraje, Olga Aredez, siempre marchando sola, recordando la noche del apagón en Ledesma. “Sol de Noche”, una película que produjo Eduardo Aliverti, refleja esa lucha conmovedora. A lo mejor las películas de muchos son el consuelo de los tontos. Seré en ese caso uno de ellos. Creo que el arte puede cambiar la vida y no faltarán los artistas que tomen, como ya tomaron, la masacre de una vida para hablar de tantas vidas robadas. ¿Los ladrones, donde están? ¿Los secuestradores, donde están? ¿Los esclavistas, donde están? Están demasiado cerca nuestro pero la impunidad los pone tan lejos, que quizá jamás podamos alcanzarlos. El llamado a sesiones extraordinarias, que me parece mas oportunismo que oportunidad histórica, insisten en la mirada jurídica del problema. Con la ley actual, tanto la de 2008 como la reformada de 2011, los delitos de Trata podrían ser castigados. Luis D Elia comparó la situación que produce este fallo fallado, con la derogación del servicio militar obligatorio por la muerte del conscripto Carrasco. Pésimo ejemplo. Menem, de él se trata, no derogó. Solo suspendió. Y además nunca le dio importancia a la lucha que desde el año 1982 sostuvo el Frente Opositor al Servicio Militar Obligatorio (FOSMO) que fundara Eduardo Pimentel. El cínico oportunismo político de Menem no debería servir ni de comparación. Insisto: el tema no es jurídico, es político. O sea: es el Estado el que tiene que ser juzgado y no solo uno de sus Poderes. Tanto el siniestro problema como las cobardes soluciones, convierten a la justicia en otro horizonte que se aleja cuando soñábamos con alcanzarlo. Ya se llevaron tantas flores que si no luchamos en valientes colectivos, que no son otra cosa que grupos con vocación de poder, alguna vez hasta podrán secuestrar la primavera. Entonces, ninguna lucha alcanzará.

 

 


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